Para muchos, las festividades navideñas ya llegaron a su fin tras el Día de los Reyes Magos, celebrado el pasado 6 de enero. Sin embargo, todavía queda una tradición más por celebrar: la Vieja Belén.
Se trata de un personaje folclórico dominicano, que se utiliza (aunque cada vez menos) como esperanza para los niños que no recibieron regalos en las fechas tradicionales de Santa Claus o los Reyes Magos.
De acuerdo con la leyenda, la llegada de la Vieja Belén ocurre el 13 de enero, justamente una semana después de la Epifanía.
El fallecido sociólogo Teofilo Barreiro explicó que esta figura hace honor a la solidaridad de una dama de San Pedro de Macorís que entre 1930 y 1940 hacía colectas para comprar juguetes a los niños pobres.
“Ella repartía esos juguetes como una forma de que esos niños no sintieran la frustración de la no visita de los reyes magos. Eso inició como una forma de filantropía“, indicó Barreiro en el programa “De Todo Un Poco”, conducido por el también fenecido Mundito Espinal.
Otra teoría atribuye la existencia de la Vieja Belén a inmigrantes italianos que se establecieron en República Dominicana en el siglo XIX, basado en el personaje italiano La Befana.
Esta era una especie de bruja buena que trabajaba para los pobres y cargaba en un saco caramelos y carbón. Ella los entregaba a los niños según se portaran: bien o mal.
Mantener la tradición
Sin importar cuál sea su origen, la Vieja Belén es una tradición que los dominicanos debemos mantener, porque es el único recurso para los padres que no tienen dinero para entregar regalos una semana antes, a consideración de la folklorista Xiomara Pérez.
Es un personaje que simboliza alegría y esperanza para los niños, además de que forma parte de la cultura dominicana, por lo que es necesario mantenerlo vivo en la imaginación de las nuevas generaciones.
