Claudia de la Cruz y Karina García, son dos mujeres latinas que buscan el próximo 5 de noviembre liderar el primer gobierno socialista de los Estados Unidos.
De la Cruz es madre, educadora popular, organizadora comunitaria y teóloga. Nació en el sur del Bronx de padres inmigrantes de la República Dominicana, se nutrió de las comunidades de clase trabajadora negra y caribeña del Bronx y Washington Heights en las décadas de 1980 y 1990.
Entre sus propuestas está apropiarse de las 100 principales corporaciones estadounidenses (incluidas Amazon y Tesla), eliminar agencias federales como el FBI, la CIA y la Reserva Federal, tomar el control sobre los militares y abolir el Senado y la Corte Suprema.
«Acabemos con el capitalismo antes de que acabe con nosotros», es el lema que da la bienvenida a la página web del Partido Socialismo y Liberación (PSL), que en las elecciones presidenciales del 2020 obtuvo unos 85,000 votos, un poco más que Kanye West.
De la Cruz y García pertenecen a un puñado de candidaturas alternativas, cuyo objetivo más que obtener una victoria improbable, es llamar la atención sobre agendas específicas y exponer ideas políticas diferentes a las presentadas por los candidatos de los dos principales partidos estadounidenses.
«La única forma en que históricamente hemos podido transformar algo en la sociedad es a través de la lucha, a través del movimiento», dijo De la Cruz en un entrevista con The Guardian.
«Nada de lo que hemos ganado como personas de clase trabajadora en la sociedad ha sido algo que nos ha sido otorgado por la benevolencia de la clase dominante: ni el derecho al voto, ni el acceso a los derechos humanos más básicos» Claudia de la Cruz candidata presidencial del Partido por el Socialismo y la Liberación“.
García, su compañera de fórmula y de raíces mexicanas, es una de las fundadoras del Centro de Justicia en El Barrio en la ciudad de Nueva York y miembro del Comité Central del Partido por el Socialismo y la Liberación.
Lideró luchas para ampliar la ayuda financiera para estudiantes de bajos ingresos, por los derechos de los inmigrantes y trabajadores, y contra la guerra de Iraq.
A lo largo de su vida, su trabajo ha continuado construyendo el poder de la clase trabajadora, desde luchar junto a las comunidades de inmigrantes en Nueva York, hasta representar a sus compañeros educadores en uno de los sindicatos de docentes más grandes del país, la Federación Unida de Maestros.