En el arranque de la edición 2024 de la Serie del Caribe el pasado 1 de febrero, los equipos de los siete países se lanzaron a la carrera por el codiciado trofeo de campeón, obtenido finalmente por los Tiburones de La Guaira de Venezuela.
Sin embargo, más allá de la victoria, una motivación extra se gestaba entre los jugadores.
Aunque la prioridad evidente era alzar el trofeo, se marcó una clara disparidad entre los equipos que aseguraron los tres primeros puestos y los que quedaron atrás. Panamá, ubicado en el tercer lugar tras vencer a Curazao por 5-4, se lleva a casa 50 mil dólares. El segundo lugar se adjudica 90 mil dólares, y la cima del podio se traduce en una jugosa recompensa de 144 mil dólares.
Cada bolsa de premios está destinada exclusivamente para los jugadores que formaron parte del roster durante la Serie del Caribe. José Mayorga, manager de los Federales de Chiriquí de Panamá, expresó su satisfacción por alcanzar el tercer puesto. Asimismo, destacó la importancia de brindar una gratificación económica a sus jugadores por el arduo esfuerzo.
«Independientemente de la cantidad que les toque, me llena de orgullo que estos muchachos se lleven algo a casa. Algunos no tienen contratos activos con organizaciones. Pocos han permanecido varios años en Grandes Ligas. Es esencial que puedan beneficiarse económicamente», afirmó Mayorga.
Ricardo Céspedes, jugador clave en la victoria de Panamá, expresó su agradecimiento por la bonificación, resaltando la importancia de reconocer el riesgo que corren los jugadores al participar en la Serie del Caribe y la satisfacción de obtener una recompensa.
Las bonificaciones también tienen sus críticos
A pesar del éxito del evento en Miami, algunas voces críticas, bajo anonimato, señalaron su desacuerdo con que las bonificaciones sean exclusivas para los jugadores.