9 de octubre de 2024

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Neoyorquinos madrugan y forman filas en el primer día de voto anticipado

El estado de Nueva York vivía este sábado su primera jornada de voto anticipado para los comicios presidenciales de Estados Unidos, un hito que sacó a las calles de la Gran Manzana a miles de personas que formaron largas filas en torno a los centros electorales horas antes de que abrieran sus puertas.

Entre los lugares más concurridos esta mañana en la gran urbe estaba el emblemático estadio del Madison Square Garden, en el centro de Manhattan, uno de los 88 centros habilitados a lo largo de los cinco distritos neoyorquinos para que los ciudadanos acudan presencialmente a depositar su voto temprano hasta el 1 de noviembre.

Más de 56 millones de estadounidenses han votado por adelantado en todo el país, por correo o en persona, de acuerdo a la organización US Elections Project, y el estado de Nueva York, un histórico bastión demócrata, es el penúltimo en ofrecer esta posibilidad antes del día de las elecciones del 3 de noviembre, seguido por Oklahoma.

En Nueva York, donde largas filas se sucedían asimismo en centros del barrio de El Bronx y en el popular Williamsburg (Brooklyn), las papeletas para el voto anticipado incluyen candidaturas a la Casa Blanca, al Congreso y Senado, pero también a la asamblea estatal, a dos instancias judiciales y la presidencia del distrito de Queens, entre otras cosas.

Se espera que los neoyorquinos salgan a votar masivamente, para lo que el alcalde Bill de Blasio ha creado un Cuerpo de Observadores Electorales compuesto por voluntarios y funcionarios, si bien grupos como la Unión de Libertades Civiles han cuestionado su preparación, asistencia y coordinación con las autoridades electorales.

VOCES DE LA GRAN MANZANA

«Estoy muy emocionada, además es la primera vez que en Nueva York podemos votar por anticipado en unas presidenciales», dijo a Efe Leslie de Giere, una profesora que llevaba una hora esperando para votar en el Madison Square Garden cuando comenzó la jornada a las 10 de la mañana, y que aún estaba lejos, a un bloque de distancia.

Luciendo una diadema en la que se leía «VOTE» , De Giere explicó que una de las razones que la habían llevado a madrugar para votar era la gestión del presidente Donald Trump durante la pandemia y la cantidad de fallecidos en este estado que fue epicentro de la covid-19 y que al mandatario, criticó, no le «importaron»: «Hay que ayudar al país».

Otro de los votantes madrugadores en pie era Persio Paulino, un extrabajador de la Bolsa de Nueva York dominicano ya retirado, que aseguró con efusividad: «Esperaré hasta mañana si es necesario. Quiero asegurarme de que Trump se pira y que mi voto cuenta, ya que podría haber confusiones. Soy neoyorquino, nosotros nos preocupamos».

En el mismo sentido se pronunció un hombre identificado como Clark, un profesional del márketing preocupado por la sanidad, los tribunales y los problemas socioeconómicos, que quería depositar su voto por el candidato demócrata Joe Biden y «acabar cuanto antes»: «Es importante que todo el mundo vote para que las cifras sean abrumadoras y no haya disputa».

Cerca de la entrada del estadio la espera se hacía más amena, no sin cierta tensión: se habían dado cita activistas que animaban al voto de las minorías sociales; un grupo de religiosos católicos que agitaban cruces y cantaban a Jesús, y un imitador de Melania Trump que llevaba un muñeco del mandatario en un carrito de bebé.

Uno de los activistas, Leon Kirchner, de la organización civil Rise and Resist, portaba un cartel en español que rezaba «Cada voto cuenta» y pidió a los hispanos, a quienes consideró que la Administración Trump ha «privado de derechos», acudir a las urnas por correo o presencialmente para hacerse oír.

«Es fantástico ver toda esta gente, pero el sistema debería evitar que se formen estas filas, entre otras cosas porque algunos vendrán y al ver la espera se irán sin votar», reivindicó.