Santo Domingo, RD
“Escucha bien policía, no te doy mi vehículo ni loca”. Primero me tienes que meter plomo en el cuerpo para salir de mi yipeta que compré con mi cuarto. Ven, entrame a tiros si quieres, pero de aquí no me muevo yo”, le advirtió una mujer a unos de los agentes de la Dirección General de Seguridad de Tránsito y Transporte Terrestre (DIGESETT) a inicios del toque de queda, tras ser fiscalizadas por violar la disposición de quedarse en casa en ese lapsus.
La dama además de sus advertencias, utilizó diversas coartadas para convencer al policía de que no le subiera su vehículo a la grúa, pero este le insistió: “no hay excusa que valga dama, usted violó una disposición presidencial y yo estoy aquí para hacerla cumplir”.
Entonces la joven “sacó sus rangos literalmente”, diciéndole al agente que ella es hija de un general y que “tú no sabes quién es quién en este país. Por eso es que ocurren las vainas”, además de decirle varios improperios.
Esto ocurrió en la intersección conformada por las avenidas Máximo Gómez con 27 de Febrero, en el centro de la capital dominicana, pero cada noche los agentes apostados en los diversos retenes del Gran Santo Domingo, viven experiencias similares, patrocinadas por personas que no tienen permisos para transitar y que a pesar de que al toque de queda les añadieron dos horas a su favor, el tiempo no les alcanza para llegar a sus casas antes de que inicie.
“Ustedes me tienen jarto con esta vaina ya”, “ven, méteme preso, ven”, “Tu no me conoces a mí, tú no sabes que te puedo mandar a cancelar?”, “ tú quieres perder el trabajo?”, “Yo nunca voy a dejar que te lleves mi camioneta y si lo montas en la grúa, serás responsable de lo que ahí se pierda”, “ese vehículo tu no lo tocas, además tú no sabes qué cosas de valor llevo yo ahí y por eso no puedes llevártelo”, “mira, mi suegra se puso mala y voy corriendo para su casa”, “Se me fue el gas y salí a comprar la cena de la familia y me agarró lo tarde”, entre otras coartadas dicen los conductores apresados.
ESTE DIARIO conversó con varios agentes apostados en las diversas vías e intersecciones del Gran Santo Domingo, sobre el comportamiento de la ciudadanía luego de que inicia el toque de queda, y todos manifestaron que cada día enfrentan situaciones difíciles por parte de ciudadanos que no quieren someterse a las reglas.
“Nosotros somos flexibles, pues si se trata de personas que van hacia los hospitales, los dejamos ir, pero no hay excusas para aquellos que vienen tomados de fiestar, de la playa en grupos, o con evidencias que no estaban trabajando y sin permiso oficial”, dijo un agente.
Explicaron que frente a su negativa de dejar ir a los violadores del toque de queda, la gente no duda en decir como coartada que murió su madre, para burlarse del trabajo que realizan y entre ellas también aseguran que le cogió lo tarde porque el trabajo se extendió, que salió y se encontró con un accidente de tránsito, que tienen que llevar medicamentos a un enfermo, que van para el médico, y hasta les juran que ha sido la única vez que se han pasado de la hora.
Los agentes son amables
Los policías y militares asignados a los diversos retenes, muestran amabilidad y respeto al momento de dirigirse a los ciudadanos que detienen para verificar si andan en orden.
“Buenas noches señor o señora; ciudadano o ciudadana. ¿Porta usted permiso para transitar? Es usted médico, policía, militar o…”. Si la persona tiene una de estas profesiones, es periodista o porta un permiso oficial para transitar, los dejan ir y les desean que tenga un buen viaje, pero de lo contrario y sin transigir, suben su vehículo en una grúa y a los ciudadanos que viajaban en él, los montan en un camión asegurado con rejas y lo llevan al centro olímpico, donde amanecen.
Los vehículos son trasladados al canódromo o a un parqueo de la DIGESSET que opera en la avenida Independencia, de donde son retirados luego de pagar una multa que le pone una fiscal al día siguiente.
Cómo se instalan los retenes
De acuerdo al tamaño de la intersección o la importancia de la vía, se coloca el personal, conformado por policías y guardias.
En las esquinas conformadas por la John F. Kennedy con Máximo Gómez y la 27 de Febrero con Máximo Gómez, los agentes son apostados en los cuatro costados, de modo que ningún conductor que pase por ahí en horario del toque de queda, se vaya sin ser sometido a chequeos.
Los retenes empiezan a instalarse desde las 8:00 de la noche, los días laborables y a las 6:00 de la tarde, los fines de semana. Hay casos en que se inicia a colocarse media hora antes.
Cuando el reloj marca la hora del inicio del toque de queda, los equipos ya tienen atravesada las unidades de la Policía Nacional en uno de los carriles y en los restantes colocan triángulos o tubos color mamey, y ellos mismos completan el vallado para cubrir los huecos en las vías.
Este personal trabaja en cada puesto hasta las 5:00 de la mañana, aunque algunos se van a las 2:00 AM, aunque los de la Policía Preventiva amanecen.
Debilidades del toque de queda
Una de las debilidades que muestran los agentes que trabajan en los retenes es que no portan artículos lumínicos, como chalecos, guantes, botas, cascos, gorras y otros que permitan al conductor divisarlos a lo lejos.
En diversas vías donde la iluminación es nula, como es el caso de los que están debajo de los elevados y pasos peatonales, el conductor los ve cuando los tiene a pocos metros.
De igual forma otros carecen de linternas para iluminar dentro de los vehículos o chequear las identificaciones de las personas que viajen en una guagua, carro, camioneta y otros.
Entre otros aspectos, el personal de los retenes trabaja días repetidos sin descanso, lo que impide que puedan hacer un trabajo efectivo, fruto del cansancio de la noche anterior.
Esto implica que cuando tienen una o dos horas de trabajo, bajan la guardia y dejan pasar los vehículos sin supervisarlos.
De igual forma, los días de lluvia, por la falta de protección, tienen que abandonar los puestos y meterse dentro de las unidades, para no pescar un resfriado, mientras los conductores pasan sin ser revisados.