El ministro de Asuntos Exteriores de la República Checa, Jakub Kulganek, solicitó este miércoles que Moscú permita regresar a territorio ruso a los funcionarios de la Embajada de su país, declarados previamente personas no gratas.
«Rusia debe garantizar el regreso a Moscú de todos los empleados de la Embajada checa expulsados hasta mañana a las 12:00», declaró Kulganek.
En caso contrario, amenazó con reducir el número de los empleados de la Embajada rusa en Praga para que sea equivalente a la cantidad de funcionarios en la misión diplomática de su país en Moscú.
Respuesta de Moscú
Por su parte, el portavoz presidencial ruso, Dmitri Peskov, recordó que el mandatario, Vladímir Putin, destacó este mismo miércoles que las conversaciones con Moscú en el estilo de ultimátum no tienen perspectivas.
Además, la vocera del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, María Zajárova, le propuso a Praga «dejar los ultimátums para la comunicación dentro de la OTAN». «Este tono no es aceptable con Rusia», reiteró.
Expulsión de diplomáticos rusos
La Cancillería rusa anunció el pasado domingo que 20 empleados de la Embajada de la República Checa en Moscú fueron declarados personas no gratas y deberían irse del país por tardar el 19 de abril.
Se trata de la contramedida del Gobierno ruso tomada en respuesta a la expulsión de la República Checa de 18 diplomáticos por sospechas de que los servicios de inteligencia rusos estuvieron involucrados en la explosión de un depósito militar en 2014.
El Gobierno checo acusó a los integrantes de la misión diplomática rusa de ser espías militares del Kremlin y les concedió 48 horas para abandonar el país. Las autoridades checas sostienen que todas estas personas son miembros de servicios de inteligencia rusos y trabajan para el Departamento Central de Inteligencia de Rusia (GRU) y el Servicio de Inteligencia Exterior (SVR).
Las explosiones de las que habla Praga tuvieron lugar el 16 de octubre y el 3 de diciembre de 2014 y se produjeron en los depósitos militares en localidad checa de Vrbetice, situada en el sureste del país. La primera terminó con la vida de dos personas.