EL EJIDO, SANTIAGO.- Hablar de Dionicio Lopez Cabral, es hablar de un hijo del Ejido, que gozo del privilegio de vivir entre nosotros como un hermano mas de nuestro Sector, muchos los creíamos parte de la familia y es por esa razón que nunca olvidaremos lo que fue para nosotros y lo que significo para nuestro barrio como un verdadero impulsador de las mejores frases de la época, que nos llevo a estar en libros, periódicos y sonar el nombre del Ejido en todas partes.
Vivió como todo un bohemio de la vida loca, sin riqueza ni finos trajes, pero con el alma entregada a Dios en cada palabra que salia de su boca, su mejor aliado fue Teo Estrella, con quien lo vimos compartir su vida en cada viaje que daba desde new york Teo Estrella.
Dionicio siempre se le atribullo muchos amores platonico, pero siempre lo vi muy enamorado de una mujer que me conto que era su amor y su pareja sentimental, la cual no dire su nombre por el respecto a sus hijos y su actual esposo, pero siempre ha sido una mujer muy bella de nuestro Ejido.
En, 1956. Ingresó a estudiar en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, 1977. Pero su vocación por la bohemia y la poesía no le permitieron terminar.
Sobrino de Manuel del Cabral y amigo intimo de los poetas e intelectuales don Tomás Morel, Oscar Gil Díaz, Antonio Fernández Spencer, Carlos Curie, Carlos Gómez Dolry, Luis Alfredo Torre, con quienes compartió desesperanzas y enseñanzas.
En 1999 fue declarado poeta distinguido por el Ayuntamiento de Santiago, también fue reconocido por el Taller Literario Virgilio Díaz Grullón, el Colegio Cardenal Beras, la Casa de la Cultura, el Museo Folklórico don Tomás Morel, Arte y Ciencia.
Fue el primer director de la sección LIBROS del Ayuntamiento y editor de una página del periódico “La Información”, con apenas doce años el boletín escolar “Mi Escuela”. Es un trabajador cultural, en la actualidad labora como Coordinador general de actividades del Museo don Tomás Morel.
Es polemista por herencia, su verbo encendido y acompañado de unos tragos, siempre está activo en el ambiente cultural de la ciudad. Nacido en el populoso Sector de Pueblo Nuevo, es hijo adoptivo del El Ejido, donde ha vivido el 95 por ciento de su vida, pero ya con el nombre echo y con lo que es la familia en nuestro Barrio, en la calle 2 equina 21, Dionicio es hijo nacido declarado por nuestra gentes.
Obras y opúsculos publicadas: Origen, Alegoría vital, Soles de agua, Presencia poética de Santiago, Identidad, Huecos sellados y Un canto a Santiago (500) años de su fundación 1495-1995). Elementos permanentes del carnaval de Santiago(2002).
Sintetizar es escribir extensamente y ejecutar lo escrito en una síntesis. Hay quienes se quedan pasmados, como si sintieran las ansias que provoca una sintesis despues de haber leido un poema. Quienes han leido la obra poética de Dionisio López Cabral se excistan ante el anhelo irresistible que les causa la brevedad de sus versos.
Este efecto se asemeja a las abejas luego de haber subscionado la ambrosía, se quedan aferradas a los pezones de los pétalos, vuela a una segunda flor o a una tercera, roza sus estambres y se inicia el proceso de polenización. Asi es de hermosa y seductora la figura retórica de Dionisio López Cabral. Sus dulces métricas traen la expresión de algo que no llegó en su alforja, pero sin embargo no hizo falta; por una endija de su cerebro entró la luz celeste que nunca truncó su enorme inteligencia.
En su poema «Presencia» quedó expuesto su gran poder de síntesis. Regocijemonos de su dominio de la estética y admiremos su enorme cualidad de crear:
Bajo el Almendro
el gris de la tarde
es un adiós…
que vuelve
En este poema Dionisio transporta al lector a un sueño místico en el que se entrecruzan la grandeza del almendro y la tristeza del color gris de la tarde que se retira diciendo, hasta luego: llegó el tiempo de recoger en las profundidades del océano para regresar alguna vez a contemplar las flores rosáceas y blancas del almendro que florecen en sus ramas durante el invierno.
Dionisio López Cabral, en el próximo poema «Abandono», se levanta, anda y habla por una calle sin nombre y sin viviendas, cuyas aceras se pierden y luego reaparecen sin explicación. En su extravío brota la figura de un poeta con sus mismos rasgos, pisando su sombra y duda. !Aquí esta el ante olvido!.
El olvido
en una calle
¿Será Dionisio?
En este último verso Dionisio me lleva a los pasos que resuenan de Octavio Paz, en otra calle.
Recoge su existencia y en un rincón del patio de la casa de su madre Dorca, sentado bajo el enigma de un árbol de abedúes, suena un aleteo y una flor relente se desprende de sus ramas y cae suavemente sobre sus piernas de niño y dice el poeta, con sus ojos implorantes:
Tendido
sobre el cielo
el patio de Dorca
aleteo del rocío.
Otro dia, se le ve parado contemplativo en el alero de su casa, con sus ojos afligidos mirando hacia el cielo azul, extrañamente unas gotas de lluvias llegan cuando el dolor del ser parece gemir los miserables recuerdos, y en medio de aquel desconsuelo que se transparenta, toma una hoja de papel con sus manos sucias de pincel sin pelo, como diría Cortázar, y de su imaginación martirizada por los recuerdos se expresa esta poesía llena de melancolia:
Dulce agonía
la de ayer
Danza fugaz
en brazos del recuerdo
Tiene razón Rafael P. Rodriguez cuando refiriéndose a la poética de Dionisio escribió: «Uno no sabe -no está supuesto a saberlo- de qué género son esas fuentes que evoca el poeta». Yo le agregaría a esta expresión una frase del poeta francés Charles Baudelaire: !Ah qué grande es el mundo a la luz de las lámparas! ¡Y qué pequeño es a los ojos del recuerdo!
El poeta López Cabral no abandona el sentido de la nostalgia como evocación insuperable, por el contrario se va al texto de Ojos Luz piensan las lilas, del poeta santiagués Luis José Rodriguez Tejada, y escribe desde una Silla sin espejo a su tío el Dr. Ramón Cabral:
Ni Tomás ni su lecho
evitan el dolor.
La herradura del coche
marca el compás de las horas
Metido en la ambiguedad del enigma, Dinisio me lleva en su poema Enigma a Edgar Alan Poe, quien escribe sin vacilación: «Es dudoso que el género humano logre crear un enigma que el mismo ingenio humano no resuelva». Ciertamente, el talento y la sensibilidad artística de López Cabral quedó reflejada en este verso:
El enigma
de la lluvia
es morir
para ser flor.
El poeta don Tomás Morel no vacila en decir: «Insisto, López Cabral es, entre nosotros, el poeta de la brevedad y de la síntesis. Escribe y canta para ser leído en silencio, a esa hora misteriosa en que se escucha el rielar de los astros en la inmensidad del espacio».
Cómo duelen
estos gritos
que multiplican mi voz
Entonces, como un poeta solemne, y no cualquiera, aguantando la gotera y por las ventanas de Neruda, aquellas manos sucias del artista, todavía casi con dientes, escribe a su propia conciencia
Soy el ayer
en el espejo
de una ola
teñida de rocío.
Ya cuando parece sentir que la muerte toca su vida, sin aun prestarle oído a pasos tenebrosos, presiente y escribe este poema.
Sobre la duda inesperada
del espanto
El laberinto asecha
Los dioses, confundidos,
abandonan sus cálidas moradas
El abismo oscurece:
la eterna luz
desaparece…
Los versos breves de Dionisio López Cabral, abren puertas sobre el mar y la vida, como diría Rafael Alberti.
Quien olvidara a un hombre como Dionicio Lopez Cabral, un hombre que en la ciudad de Santiago, dejo por donde quiera el dulce de su vida, su amistad y su amor en todo nosotros.