Washington, D.C: En una operación sin precedentes desde el inicio del conflicto entre Israel e Irán, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, confirmó el sábado que las Fuerzas Armadas estadounidenses atacaron directamente tres instalaciones nucleares iraníes: Fordow, Natanz y Esfahan. La acción marca una escalada significativa en la confrontación regional y representa el involucramiento militar más directo de Washington hasta la fecha.
“Completamos con éxito nuestro ataque contra los tres sitios nucleares. Todos los aviones han salido del espacio aéreo iraní y están regresando sanos y salvos. ¡Ahora es tiempo de paz!”, escribió Trump en redes sociales, refiriéndose a lo que calificó como una operación “quirúrgica y decisiva”.
Los sitios bombardeados son piezas clave del programa de enriquecimiento de uranio de Irán. Según fuentes del Pentágono, los ataques fueron ejecutados con bombarderos furtivos B‑2 y bombas perforadoras de búnkeres de 30,000 libras, únicas en su tipo, capaces de destruir instalaciones subterráneas fortificadas.
Funcionarios estadounidenses afirmaron que esta ofensiva tenía como objetivo principal neutralizar la capacidad de Irán de producir armamento nuclear, en coordinación con la campaña israelí que ya había degradado parte del sistema de defensa aérea iraní.
Aunque el gobierno iraní no ha publicado cifras oficiales, se han reportado explosiones en instalaciones estratégicas y apagones en regiones cercanas. Fuentes independientes calculan que más de 400 personas han muerto desde el inicio del conflicto, incluyendo ataques anteriores de Israel. Sin embargo, no está claro cuántas de esas víctimas se atribuyen directamente a la ofensiva estadounidense.
Washington no ha informado de bajas propias. Todos los aviones participantes habrían regresado a salvo, según declaraciones oficiales.
La respuesta global no se hizo esperar. Arabia Saudita condenó lo que calificó como “agresiones flagrantes contra la soberanía iraní” y pidió un cese inmediato de las operaciones militares. Egipto y Turquía también alzaron la voz, solicitando negociaciones y la reactivación de canales diplomáticos entre Irán y Occidente.
Por su parte, el presidente francés Emmanuel Macron reiteró que Irán “nunca debe adquirir armas nucleares”, pero pidió moderación y soluciones diplomáticas. En una llamada con su homólogo iraní, Masoud Pezeshkian, Macron instó a Teherán a ofrecer garantías verificables sobre la naturaleza pacífica de su programa nuclear.
Dentro de Estados Unidos, las reacciones políticas estuvieron divididas. Legisladores republicanos como Lindsey Graham y John Cornyn elogiaron la decisión de Trump como “valiente” y “necesaria”. Sin embargo, el congresista Thomas Massie criticó la operación, señalando que carece de aprobación constitucional.
Perspectivas
Mientras Israel continúa su ofensiva en paralelo, los analistas advierten que la intervención directa de Estados Unidos podría desatar una respuesta más agresiva por parte de Irán y arrastrar a otros actores regionales al conflicto. Irán ya ha prometido “responder con firmeza” a lo que considera una violación de su soberanía.
En medio de este clima de tensión, miles de ciudadanos extranjeros han comenzado a abandonar Irán. Embajadas como la de Alemania y Francia han cerrado operaciones y organizado evacuaciones de emergencia. Estados Unidos también habilitó vuelos asistidos para ciudadanos desde Israel y recomendó salidas por Armenia y Turquía para quienes se encuentren en territorio iraní.
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