Los habitantes de Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua, que viven bajo el sistema dictatorial del socialismo del siglo XXI, sufren indefensión por la absoluta falta de protección y defensa de sus derechos humanos y libertades fundamentales; sin amparo, protección o ayuda que impida el terrorismo de Estado y la barbarie de la que son víctimas. Las acciones internacionales deben ser fortalecidas para terminar con los crímenes que las dictaduras han institucionalizado.
La indefensión de la gente es parte de la metodología delictiva que las dictaduras castrochavistas imponen para mantenerse indefinida e impunemente en el poder. Se trata de que, frente a las agresiones, atropellos, crímenes y atrocidades del régimen, nada ni nadie te pueda ayudar. Se impone el mensaje de que si no haces o te comportas como la dictadura manda estarás perdido con gravísimas consecuencias para tu vida, la de tu familia y tu patrimonio.
La dictadura puede acusarte falsamente, y con fiscales y jueces de su control puede condenarte a varios años de cárcel mientras tu familia cae en la indigencia. La dictadura puede apalearte y provocarte lesiones graves y puede realizar gravísimas acciones de represión a protestas pacíficas, y puede también torturarte física y psicológicamente para devolverte a la “libertad” marcado con gravísimos traumas físicos y emocionales. La dictadura puede asesinar tu reputación o eliminarte físicamente, u optar por agredir a tus seres queridos hasta quebrarte. La dictadura puede todo impunemente, eso es la indefensión.
Estos hechos criminales que serían argumentos de novelas de terror están sucediendo desde hace años y todos los días en Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua, pero hacen crisis hoy cuando la dictadura de Venezuela ha sido derrotada y para tratar de atenuar su quiebra implementa colectivamente la más brutal represión para continuar en el poder con terrorismo de Estado y crímenes de lesa humanidad.
Las dictaduras del socialismo del siglo 21 saben que se están cayendo en Venezuela y esta es la razón —en su estrategia en la que el poder nunca se entrega— por la que arrecian con represión y terrorismo en cada uno de los países que controlan. A más debilidad, la respuesta es más violaciones a los derechos humanos, que incluyen toma de rehenes extranjeros para negociarlos, apoyo al terrorismo y subordinación a dictaduras extracontinentales.
En Cuba la situación de indefensión se llama miseria: cortes totales de electricidad con amenaza de tortura y cárcel si reclamas, esclavismo internacionalista e interno, dependencia de las remesas de los exiliados que no tienen más remedio que asistir a sus familias, presos políticos, ostentación de la élite dictatorial, narcoestado terrorista y váyase quien pueda.
En Venezuela la indefensión se escribe con sangre, con asesinatos previa tortura con exposición y difusión públicas como la del dirigente opositor Edwin Santos, que es una clara maniobra de amedrentamiento porque lo vejaron, mataron y difundieron su muerte como política del terrorismo de Estado, con el mensaje criminal de “quién sigue?”. La indefensión se trata de menores de edad presos y desaparecidos, con protestas internacionales sin consecuencias efectivas, que sirven al régimen para afirmar su metodología de miedo para tratar de someter la resistencia civil activa y pacífica que lidera María Corina Machado con miles de héroes anónimos.
En Bolivia la indefensión se expresa con bloqueos por la impunidad del dictador en jefe Evo Morales, mientras el dictador en ejercicio Luis Arce trata de mantenerse en el poder sacrificando tropas regulares de la Policía y el Ejército como carne de cañón a sus propios grupos irregulares, y entregando los recursos naturales y la soberanía nacional a Rusia, China e Irán. El eje de confrontación al interior del crimen organizado que controla Bolivia es el de la impunidad por delitos de trata de menores, estupro, pedofilia y otros para Evo Morales contra la desesperación de mantenerse en el poder para continuar medrando de Luis Arce, mientras los bolivianos sufren crisis, falta de combustibles, alimentos y dólares.
La dictadura de Nicaragua tiene sometida a la población en situación de indefensión con una constante de detenciones, torturas, exilios, deportaciones, confiscaciones y asesinatos que incluyen la sospechosa muerte del hermano del dictador luego de la entrevista que diera a Infobae. La prohibición de que “ninguna misión de organismos internacionales podrá ingresar al país sin una previa invitación o autorización del régimen” describe la cárcel que es hoy Nicaragua, que solo repite lo ya obrado en Cuba, Venezuela y Bolivia.
La indefensión es peor que la esclavitud. Es el sometimiento o el vía crucis testimoniado por miles de seres humanos sin derechos, sin recursos, sin opciones y sin amparo. Ojalá el mundo democrático pueda ayudar a devolverles la libertad por la que hoy luchan solos.