Este jueves, el presidente estadounidense, Joe Biden, y el fiscal general de su Administración, Merrick Garland, dieron a conocer en conferencia de prensa una nueva serie de medidas propuestas por el mandatario para hacer frente a la «crisis» de armas por la cual atraviesa el país e intentar reducir los tiroteos masivos, según recoge Reuters.
Entre las acciones propuestas por el Ejecutivo, se contempla la «enérgica» intervención del Departamento de Justicia para controlar la fabricación de las «armas fantasmas» (no registradas ante la autoridad) autoensambladas, así como regular la posesión de accesorios que mejoren el rendimiento de las armas, como por ejemplo los «soportes estabilizadores» que convierten las pistolas en rifles.
Del mismo modo, el plan anunciado contempla la promulgación de leyes «bandera roja» que faculten a familiares o a las autoridades solicitar una orden judicial para prohibir que personas que atraviesen por algún tipo de crisis accedan a armas de fuego. Además, propone impulsar un programa de intervención social dirigido a comunidades urbanas marginadas, así como la emisión de reportes anuales sobre el tráfico de armas.
«Hoy estamos tomando medidas para hacer frente no solo a la crisis de las armas, sino a lo que es en realidad una crisis de salud pública. Esto es una epidemia, por el amor de Dios, y tiene que parar», remarcó el Biden. «Basta de oraciones, es hora de actuar», señaló el mandatario, quien acusó al Congreso haber «ofrecido muchos pensamientos y oraciones» sin que hayan logrado aprobar ninguna legislación.
Por su parte, Guadalupe Correa-Cabrera, doctora en Ciencias Políticas, señaló que Biden debe tomar en cuenta la opinión de gran parte de la sociedad estadounidense, para la cual el derecho a poseer armas es muy importante.
