El 8 de septiembre de 2004, un día trágico quedó marcado en la historia de la familia Herrera, cuando Carmen Herrera enfrentó la pérdida de varios seres queridos en circunstancias devastadoras
Ese día, tres de sus hijos, su sobrina y su exesposo fallecieron en eventos separados, pero fatídicamente conectados.
El incidente comenzó en la costa, cerca de la autopista de las Américas, cuando fuertes corrientes del Mar Caribe arrastraron a sus hijos Andreina, de 15 años; Udar, de 11; y a su sobrina Claudel, de 17.
Los jóvenes se ahogaron durante una tormenta que golpeaba la zona, en lo que fue descrito como una de las tragedias más impactantes para la familia.
Carmen, quien se encontraba regresando del trabajo junto a su hijo menor, Richard, de 13 años, sintió una angustia profunda al llegar a su hogar. Al poco tiempo, fue informada de que sus hijos mayores habían sido víctimas del mar embravecido.
Devastada, Carmen se dirigió a la costa, donde presenció una escena desoladora al encontrar los cuerpos de Andreina, Claudel, y Udar.
Poco después, la tragedia se profundizó cuando Carmen fue informada de la muerte de Richard, quien también había sido afectado por las aguas. Sin embargo, el dolor no terminó allí.
En un giro del destino, su exesposo, Raúl de la Rosa, perdió la vida ese mismo día en un accidente de tráfico ocurrido en la avenida Charles de Gaulle. Irónicamente, la tragedia tuvo lugar durante lo que debía ser la celebración de su cumpleaños.
Tras este cúmulo de pérdidas, Carmen Herrera quedó devastada emocionalmente. Durante un largo período, sufrió un bloqueo emocional tan severo que llegó a no reconocer a sus allegados.
El único consuelo que le quedaba era su hija menor, Cindy, de apenas 4 años, quien se convirtió en el pilar que mantuvo a Carmen aferrada a la vida.
La familia Herrera quedó profundamente marcada por este trágico evento, cuyas secuelas emocionales aún perduran hasta el día de hoy.