La inclusión de cuadernillos de trabajo en los libros de texto ha aumentado considerablemente la carga económica para las familias con hijos en colegios.
Esta práctica dificulta adquirir textos de segunda mano, una alternativa que anteriormente ayudaba a reducir los costos educativos, algo que maestros y padres consideran una treta de las editoras para obligarlos a comprar libros que no puedan pasar de un estudiante a otro porque el contenido a fin de cuentas no varía.
Los ejercicios incluidos en estos cuadernillos son completados directamente en las páginas del libro, lo que reduce el valor de reventa de los ejemplares usados.
Fior Peguero, madre de dos niños de 11 y 9 años, manifestó que esta práctica le ha “complicado la vida”. Antes, podía comprar libros de segunda mano para sus hijos o vender los libros usados para recuperar parte de la inversión. Ahora, esta opción ya no está disponible.
“Cada año hay que prepararse para un gasto mayor. Antes, podía intercambiar los libros usados del año anterior en la Duarte por los del nuevo ciclo, pagando un poco más si era necesario. Ahora, debo comprar todo nuevo por los cuadernillos”, señaló Peguero.
De igual manera, Marta Martínez, madre de tres niños, relató a este diario que, para su hija de primer grado, tuvo que adquirir siete libros, mientras que su hijo en maternal necesitó dos. En total, gastó 13,000 pesos.
“Ese gasto fue solo en libros, sin contar uniformes y otros útiles escolares. Es como trabajar un mes entero y usar todo el salario para esto”, comentó Martínez.
Las familias con menos recursos, que solían aprovechar la compra de libros usados a precios reducidos, se ven ahora obligadas a adquirir libros nuevos cada año. Esta situación acentúa las desigualdades en el acceso a la educación, ya que algunas familias no pueden cumplir con todos los requisitos de los centros educativos y deben optar por comprar los libros más esenciales.
Ante esta realidad, organizaciones y asociaciones de padres y amigos de las escuelas proponen alternativas para aliviar el impacto económico, como la promoción de versiones digitales de los cuadernillos que se puedan descargar o imprimir. Esto permitiría que los libros en buen estado se reutilicen.
Razones de las editoras
Por su parte, las editoras defienden que los cuadernillos de trabajo son herramientas diseñadas para reforzar el aprendizaje a través de la práctica inmediata, además, de que al estar integrados en los libros garantizan que todos los estudiantes trabajen con el mismo material y al mismo ritmo.
Sin embargo, algunos expertos en educación argumentan que, más allá de su justificación pedagógica, esta práctica también responde a intereses comerciales, al garantizar que los padres deban comprar nuevos ejemplares cada año, eliminando prácticamente el mercado de libros usados.
Los precios de los textos escolares varían según la editora y el grado educativo. Por ejemplo, para el primer grado, se deben adquirir entre cinco y siete libros con precios que oscilan entre RD$800 y RD$1,500 cada uno.