Lai Ching-te asumió hace ocho días como presidente de Taiwán. Desde entonces, China ordenó ejercicios militares con buques de guerra, aviones cazas y bombarderos que rodearon por completo la isla. La magnitud de esta nueva hostilidad tenía un antecedente. Fue similar a los movimientos bélicos que se realizaron los días posteriores a la visita de Nancy Pelosi, por entonces presidente de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, el 2 de agosto de 2022.
Washington encendió las alarmas e instó a Beijing a actuar con moderación. “Utilizar una transición normal, rutinaria y democrática como excusa para provocaciones militares entraña el riesgo de una escalada y erosiona las antiguas normas que durante décadas han mantenido la paz y la estabilidad a través del estrecho de Taiwán, lo que es fundamental para la seguridad y la prosperidad regionales y mundiales, y una cuestión de interés internacional”, señaló el Departamento de Estado en un comunicado.
A Xi Jinping y al Partido Comunista Chino (PCC) les molesta la presencia de Lai. Lo consideran un independentista. Un rebelde difícil de domar. “Estas acciones militares pretenden expresar un fuerte descontento con la política del nuevo presidente de Taiwán a través del Estrecho”, señaló a Infobae un analista taiwanés dedicado a asuntos militares en off the record. Esa “política” a la que hace referencia no es nueva. Lai quiere mantener el statu quo bajo la condición de reciprocidad. “También quiere mantener la soberanía, independencia, democracia y libertad de Taiwán, por lo que insistirá en que las dos partes no están subordinadas la una a la otra”, señaló la fuente. El nuevo jefe de estado también habló de diálogo.
“No creo que este ejercicio se convierta en un ataque real contra Taiwán, por dos motivos. En primer lugar porque los preparativos militares de China no han alcanzado el nivel de combate inmediato. En segundo término, las capacidades militares de Asia Oriental no garantizan la derrota de la defensa de Taiwán, sumado a la intervención de Estados Unidos. Es decir, los países de Asia Oriental no se quedarán de brazos cruzados viendo cómo Taiwán es derrotado por China porque esto amenazará la seguridad de las rutas marítimas en el Pacífico Occidental”, agrega el experto militar.
El presidente de Taiwán, Lai Ching-te, visita a soldados y personal de las fuerzas aéreas en Hualien, Taiwán, este 28 de mayo de 2024. A su derecha, el ex canciller Joseph Wu, actual secretario General del Consejo de Seguridad Nacional
Lo que sí estaría dispuesto a hacer Xi es tratar de dificultar las comunicaciones, el comercio y el abastecimiento de la isla. En un artículo publicado en Foreign Affaris y firmado por Isaac Kardon y Jennifer Kavanagh, se plantea esta posibilidad. En Cómo China apretará, pero no tomará Taiwán se plantea que “un lento estrangulamiento” puede ser tan malo para Taipei como una guerra.
“China intenta ahogar el control de la isla sobre las aguas y el espacio aéreo circundantes y limitar su capacidad para tomar decisiones militares, diplomáticas y económicas autónomas. Las acciones de este tipo estarían muy lejos de la ocupación total que supondría una invasión anfibia”, estiman Kardon y Kavanagh, ambos investigadores del think tank Carnegie Endowment for International Peace. Y recomiendan: “En el futuro, Taipei debería concentrar sus esfuerzos en la construcción de zonas tampón en todos los ámbitos, reforzar su infraestructura de comunicaciones y acelerar su inversión extranjera directa para crear vínculos económicos más resistentes a las perturbaciones chinas”.
Ante este ahogamiento continuo, con la permanente y desgastante amenaza militar, el régimen chino estaría al borde de un bloqueo de Taiwán. Hace algunos meses, al ser consultado por Infobae sobre esta posibilidad, el ex canciller taiwanés Joseph Wu respondió: “Un bloqueo en derecho internacional constituye un acto de guerra. Y por lo tanto China tiene que entender el tipo de consecuencias del bloqueo. ¿Puede tener éxito? No creo que el bloqueo vaya a funcionar muy bien. Taiwán está rodeado de agua. Y si China dice que hay un bloqueo en Taiwán, y cualquier barco que entre o salga será disparado o se hundirá… y resulta ser que hay un carguero americano acercándose, ¿van a hundir ese carguero? Si hay un barco militar cerca, ya sea de Japón, Australia, Estados Unidos o Canadá, ¿va a arriesgarse China a una Tercera Guerra Mundial para mantener el bloqueo? Creo que va a ser muy difícil que un bloqueo tenga éxito”.
¿Seguirían sanciones internacionales de prolongarse un bloqueo? Podrían resultar fulminante para la actualidad china teniendo en cuenta que su socio “sin límites” es Rusia, un pesado lastre político.
¡Es la economía…!
Pero resolver cómo actuar frente a Taiwán -si invadir la isla o si ahogarla con algún tipo de bloqueo- no es el único desafío que enfrenta Xi. La economía del régimen atraviesa inmensos retos que parecieran no terminar de solucionarse. Un paper confidencial que circula entre analistas de Corea del Sur enumera los principales problemas que atraviesa China, que parece ya haber alcanzado su cima como potencia económica.
Entre los puntos que se especifican se resaltan: el descenso y el envejecimiento de la población; los controles occidentales que frenan la innovación; el agotamiento de los recursos; la crisis inmobiliaria y de construcción; la lentitud del crecimiento; y la conducción unipersonal. “Dadas las condiciones internas y externas de China, es probable que su elevado crecimiento sostenible se vea obstaculizado”, advierte el informe.
Esto quedó de manifiesto en la última Asamblea Popular Nacional de marzo, momento que hubiera sido propicio para dar solución a las amenazas. Sin embargo, no se presentaron propuestas concretas a los problemas demográficos, inmobiliarios o la cada vez más alejada relación con Occidente: los abrazos con Vladimir Putin más que seducir espantan a los líderes democráticos.
Los jefes de estado chino y ruso, Xi Jinping y Vladimir Putin, sellan su alianza «sin límites» en Beijing, el pasado 16 de mayo. La ayuda económica y militar del régimen chino hacia Moscú permanece inalterable
El documento también enfatiza en la figura del jefe del régimen: “Con el sistema unipersonal del presidente Xi Jinping cada vez más arraigado, se espera que la flexibilidad de la política económica sea limitada”. Por último, concluye: “Se espera que la economía china entre en un declive gradual, en lugar de un declive brusco, en medio de una creciente presión sobre sus sectores de ciencia y tecnología”.
Ese área clave para el desarrollo de otros sectores está comprometido. Producto de sus agresivas y expansivas políticas internacionales, China tiene un restringido acceso a los más modernos microprocesadores que dibujarán los límites del futuro. Es un muro fronterizo clave que le será difícil de atravesar en medio del florecimiento de la Inteligencia Artificial. Desatenciones y errores de cálculo imperdonables para un estadista.
Es también por eso que Taiwán, a sólo 180 kilómetros, constituye una fascinación. Es allí donde se fabrican los más modernos y sofisticados chips con que se conduce el mundo actual. La mala noticia para Xi es que esas empresas -las más grandes del planeta- ya anunciaron que desactivarían sus plantas remotamente al momento en que una bota china pise arena taiwanesa. El sueño del PCC de capturar ese tesoro de Taipei ya no tendría sentido. Y el costo para su economía de una guerra prolongada, con sanciones y de espaldas al mundo sería aún mayor. Devastador.