Crear una «nueva luna» hasta ocho veces más brillante que nuestro satélite natural. Una bola brillante que hecha por el hombre que ilumine toda una ciudad y que sea visible desde otras partes del país y desde el extranjero.
Ese es el objetivo del Instituto de Investigaciones Aeroespaciales de Chengdu, una de las tres ciudades más pobladas del oeste de China.
La fecha esperada para poner esta «luna artificial» en órbita en el espacio es 2020, informó el diario oficial del Partido Comunista de China People’s Daily.
El objetivo es «ahorrar dinero a la ciudad al eliminar la necesidad de farolas, ya que se espera que este astro artificial sea capaz de iluminar un área con un diámetro de hasta 80 kilómetros», señala el reporte.
Todavía no se sabe mucho sobre su altura y tamaño, o sobre cómo será financiado el proyecto, pero la idea es que refleje luz del sol a través de unas alas que funcionarían como paneles solares.
Wu Chunfeng, presidente de la organización responsable del proyecto dijo en una conferencia en Chengdu el 10 de octubre que si el lanzamiento tiene éxito habrá tres más en 2022.
Según Chunfeng, este sistema podría ahorrar a la ciudad hasta US$170 millones en gastos de electricidad.
Otro de los usos podría ser ayudar a rescates cuando haya desastres naturales, agregó el especialista, así como atraer turistas.
El científico también dijo que esta «luna» lleva desarrollándose varios años.
Pero, ¿qué impacto podría tener un espejo gigante en el espacio?
¿Podría afectar a la flora y fauna de la Tierra, que depende de los ciclos nocturnos? ¿Y a las plantas, desacostumbradas al exceso de luz?
Como un «resplandor»
Varias investigaciones han demostrado que que «muchos animales son altamente sensibles a la luz y las fases de la Luna», destacó la publicación científica Live Science.
Por ejemplo, los búhos nocturnos se comunican entre sí con unas plumas en la garganta, y los científicos han descubierto que su actividad aumenta durante la Luna llena, cuando es más brillante.
Y en la Gran Barrera de Coral de Australia, cientos de especies de coral liberan simultáneamente sus óvulos y su esperma en un evento anual masivo relacionado con el brillo de luz de la Luna.
Sin embargo, Kang Weimin, de la Escuela Aeroespacial del Instituto de Tecnología de Harbin, en China, dijo que la luz artificial de la «luna» que pretenden construir será «similar al resplandor» del atardecer «y no afectará las rutinas de los animales».
Será diseñada para complementar al satélite natural de la Tierra, dijeron los científicos.
El precedente ruso
Esta no es la primera vez que una ciudad pretende imitar la función de la Luna.
Rusia presentó un proyecto similar a principios de la década de 1990. Se trataba de un «espejo espacial» que orbitara en el espacio, produciendo una luz «equivalente a entre tres y cinco lunas llenas«, según explicó el diario estadounidense The New York Times.
La idea de Rusia era que su sistema cubriera un área de unos 5 kilómetros de diámetro, iluminando zonas remotas en Siberia y en el oeste de Rusia, cerca del círculo polar.
El experimento contemplaba el desarrollo de varios espejos de distintos tamaños, controlados desde la estación espacial rusa. Pero nunca salió adelante.
Un satélite colocó el «espejo», de 20 metros de largo, en febrero de 1993 «demostrando que la idea funcionaba». El problema con el que los científicos no contaron fue que las nubes impidieron ver la luz que proyectaba.
Dos horas después, se destruyó en la atmósfera terrestre. En 1999, el proyecto fue cancelado por completo cuando un nuevo espejo de 25 metros se enganchó a una antena durante las pruebas de lanzamiento.