El sacramento de la Santa Cena es un acto de amor y entrega. Jesús indudablemente quería que le recordáramos en elementos tangibles, cosas del uso cotidiano como el pan y el vino. Estos símbolos han constituido un ritual hermoso para lxs cristianxs de todos los tiempos, nos enseñan a compartir lo que tenemos.
El Dios encarnado en la persona de Jesús entregando su vida. Su mensaje de justicia y liberación había indignado a los poderosos de su tiempo y era perseguido. Su muerte era inminente, iba a ser capturado y después crucificado. En su inmensa sabiduría, Jesús lo sabia, y quería impartir una enseñanza mas en esta ultima cena con aquellos que lo habían dejado todo por seguirle. Quizás la cena fue un acto solemne y todos los ojos estaban fijos sobre Jesús mientras partía el pan y bendecía el vino, también pudo ser que habían palabras dulces de despedida, lagrimas y sonrisas diciéndole adiós a buen amigo. Lo esencial es que este momento era un compartir abierto entre el maestro y sus discípulos. La comunión como recordatorio del sacrificio de Jesús, no excluye, ni discrimina. Es una invitación a la conexión con Jesús y entre la comunidad de fe. Es por eso que en este pasaje no se listan requisitos para cenar junto a Jesús, recordemos que aun el que lo iba a entregar fue parte de este momento. Debemos siempre que recordar que este es el Jesús que dijo “Venid a mi los que los cansados y trabajados y yo los hare descansar.” Jesús siempre tiene los brazos abiertos.
Sin embargo, algunas tradiciones cristianas usan la mesa de comunión como una herramienta de exclusión y de castigo. Por ejemplo, en algunas iglesias Católicas no permiten que los feligreses comulguen si es una pareja que vive en unión común sin estar casados. En la iglesia bautista donde yo asistía en mi adolescencia, durante la comunión se separaba a la congregación entre los miembros bautizados por inmersión y aquellos no eran bautizados de esta forma. Durante el servicio, se les pedía a los “no” bautizados que se levantaran de sus asientos para ir a un lado de la iglesia mientras se impartía la comunión a los miembros bautizados por inmersión. Debo de admitir que a mi me gustaba ser parta del grupo que recibía la comunión y nunca me puse a pensar como se sentía lxs hermanxs excluidos.
En la Iglesia Unida de Cristo (UCC por sus siglas en Inglés) tenemos el regalo de practicar una mesa de comunión abierta para todxs. Es bello ver a cualquier persona independientemente de su creencias u orientación sexual pasar a recibir los elementos del pan y el vino.
Los seres humanos a veces ponemos estas limitaciones y reglamentos en las enseñanzas de Jesús porque quizás queremos sentirnos mejores y mas santos. Pero la verdad es que el amor de Dios es mas inmenso, mas extenso que lo que la mente humana puede comprender o imaginar. La mesa de comunión fue instituida por Jesús para mostrar su amor, para mostrar su entrega, para recibir a los que amaba. Jesús abre su mesa a todos y todas que quieran los dones de la fe, su mensaje de amor, su llamado a la justicia.
Señor Jesús, permítenos compartir de tu santa comunión con los brazos extendidos al mundo, recibiendo a nuestros hermanos y hermanas tal cual son, así como tus nos amas.
Hoy, Jueves Santo, vamos a celebrar con gozo la entrega de AMOR más sincera y verdadera que se haya dado en toda la historia de la humanidad. Jesús, reuniendo a sus discípulos, en la cena, nos deja un memorial, un alimento que nos da la salvación. Nos ofrece verdaderamente su cuerpo y su sangre.
Él, no ha venido a ser servido, sino a servir. Por eso, se ciñe una toalla y en señal de humildad se pone a lavar los pies de sus discípulos, aunque alguno se niegue.
También recordemos que Cristo instituye el orden sacerdotal en ese mismo momento. Ser “otro Cristo”, conlleva besar las manos de los que son últimos, los que son marginados…
No se puede ser un buen sacerdote sino se sirve desde la humildad y el último puesto como Cristo lo hizo.
Que Jesús, buen Pastor ayude a todos los sacerdotes a ser verdaderos servidores en medio del mundo.
En la Primera Lectura del Libro del Éxodo, Recordamos que Israel es un pueblo que no ha nacido bajo triunfo, sino que ha sido un pueblo de esclavitud tanto política como social.
Por eso, Dios, empeñado en su liberación, posibilita la vida y la libertad. De aquí, a que nos narre los “ingredientes” que da Moisés a los judíos para que celebren la Cena Pascual, que rituales tienen que seguir, y como tiene que llevarse a cabo. Moisés es “antesala” a Jesús.
En la Segunda Lectura de la Carta de Pablo a los Corintios, nos relata las palabas de la consagración. Es el texto más antiguo sobre la tradición de la Última Cena de Jesús con sus discípulos. Las primeras comunidades Cristianas cuando se reunían, celebraban comidas comunes y hacían memoria de Jesús en la última cena.
En los Evangelios de Marcos, Mateo y Lucas, que son los llamados “Sinópticos” nos relatan exactamente lo mismo. El único matiz que tiene, es que, no dicen que sea una cena Pascual. Pero, volviendo al texto, Pablo quiere corregir a la comunidad que está en crisis por la división de los hermanos y la desigualdad entre ellos. Eso hace que vayan en contra de la comunión y el cuerpo de Cristo esté dividido.
En el Evangelio de Juan, nos narra el lavatorio de los pies: Expresión del mayor amor sin límite. En la comunidad Joánica, se nos habla de que Jesús lava los pies a Pedro, en un contexto de una comida por la noche. Posteriormente salen hacia el huerto, lugar en que Jesús será apresado. Los discípulos no entendían que estaba haciendo Jesús. Pero, seguramente ninguno se atrevía a decirle nada, hasta que Pedro le preguntó.
Para Jesús, “amar hasta el extremo” significa dar lo más preciado que puede tener una persona por amor hacia los demás. Esto se resume en dar la vida. Por eso, hoy, Jesús les quiso enseñar con su ejemplo, de primera persona que amar es servir. No se puede amar siendo servido, sino, que amar es darse a los demás. Amar es estar en el último puesto. Por eso, el lavatorio de los pies, nos enseña tantos significados, que podías estar horas y horas diciendo.
Pidamos a la Virgen María, que interceda por nosotros ante su Hijo, para que nos ayude a despojarnos de nuestros egoísmos, de nuestras comodidades… y sepamos estar al servicio de los más necesitados de nuestro entorno y Amar de verdad al prójimo.
UN LLAMADO A TI QUE ERES HIJO DE DIOS….
TÓMALO CON CALMA Y REGRESA A CASA SANO Y SALVO.