El secuestro de un anciano en Delmas 19, una zona humilde de Puerto Príncipe, ha generado este martes una manifestación espontánea de vecinos de la víctima que ha terminado con la dispersión de unas 150 personas por parte de la Policía de Haití a base de gases lacrimógenos.
La víctima del secuestro es Vienne Dwane, de 74 años, un comerciante considerado como un padre por la gente de la zona. Según testimonios, se lo llevaron unos individuos vestidos con uniformes policiales, desatando la indignación de la comunidad, que no ha dudado en echarse a la calle tras el rapto, perpetrado en la tarde del lunes.
Decenas de personas coreaban «abajo el secuestro» y «si no liberan a Doyen vamos a tomar el fuego», mientras otros manifestantes realizaban la quema de neumáticos habitual en todas las protestas bajo la mirada de una patrulla de la Policía que, inicialmente, se ha limitado a observar la escena.
Las barricadas en llamas fueron adquiriendo dimensiones considerables con la constante llegada de más material para la quema, llegando a generar una tremenda humareda, negra y densa, que dificultaba la visión.
Una hora, quizá más, tardaron en llegar nuevos efectivos policiales al lugar, donde aparte de la quema de neumáticos el ambiente era tranquilo, pero la cortina de humo impedía vislumbrar que se preparaban para lanzar gases lacrimógenos.
La movilización se disolvió de forma instantánea, los presentes echaron a correr calle arriba y, una vez lejos del aire tóxico, que ya lo era de por sí a causa de la combustión del caucho, procedieron a lanzar piedras contra los efectivos policiales, que también se afanaban en retirar las barricadas ardientes de la calle.
Antes del final abrupto de la protesta, algunos de los presentes aprovecharon las circunstancias y la presencia de la prensa para atacar al Gobierno de Jovenel Moise, mezclando el problema de los secuestros, que se han multiplicado en el último año, con la crisis política que vive el país, agudizada tras el supuesto intento de golpe de Estado que el mandatario denunció el 7 de febrero.
«El Gobierno del país está instaurando una dictadura. Los jóvenes decimos que no podemos vivir así. Tenemos un residente de la zona de Delmas 19 que fue secuestrado, decimos que ya no podemos más», dijo a Efe un chico llamado Etienne Lifette.
Otro secuestro se dio a conocer durante la tarde mediante un comunicado del Colegio de Abogados de Puerto Príncipe, que manifestaba su aflicción por el secuestro de Me Nasha Saint-Fleur, miembro de la entidad, en un «acto de bandidaje» perpetrado en la mañana de hoy en el distrito de Babiole, Puerto Príncipe.
El Ayuntamiento de la ciudad, apunta la nota, denuncia el aumento del fenómeno de los secuestros, que también afecta a una población que con anterioridad no era objeto de raptos, y solicita a las autoridades policiales que realicen los operativos oportunos a fin de liberar a Saint-Fleur de sus captores.
Las pandillas, denominadas gangs, han hecho de los secuestros un lucrativo negocio que no discrimina por edad, sexo o condición social a las potenciales víctimas y que han desatado un importante desasosiego social en Haití, ya de por sí marcado por la crispación política.
Las autoridades no ofrecen cifras oficiales del número de secuestros y, en cualquier caso, en muchas ocasiones las familias de las víctimas no denuncian por temor a represalias, dadas las amenazas proferidas por los captores en caso de acudir a las autoridades o a la prensa.
Efe consultó con la Red Nacional de Defensa de los Derechos Humanos (RNDDH) y, aunque no dispone de datos sobre el número de personas secuestradas, calcula que se producen más de cinco raptos al día, según la directora de la organización, Mary Rosy Auguste Ducéna, en base a las informaciones disponibles.
Asimismo, señaló que, aunque se producen casos en todo el país, la comunidades de Puerto Príncipe, Delmas y Petionville son las más peligrosas en este sentido.