El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, afirmó este miércoles que su Gobierno no comprará la vacuna contra el coronavirus que desarrolla la empresa china Sinovac. De esta manera, desautorizó a su ministro de Salud, Eduardo Pazuello, que el día anterior había anunciado la compra de 46 millones de dosis del inmunizante.
El jefe de Estado afirmó en mensajes publicados en sus redes sociales que el Gobierno no se puede comprometer con la compra de una vacuna cuya eficacia y seguridad no ha sido comprobada previamente por el Ministerio de Salud ni certificada por la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa).
Su negativa se produjo un día después de que Pazuello, un general del Ejército que asumió como tercer ministro de Bolsonaro durante la pandemia, anunciara un acuerdo para comprar 46 millones de dosis de la llamada vacuna “Coronavac” por 427 millones de dólares.
La “Coronavac” es desarrollada y experimentada en Brasil por Sinovac en asociación con el Instituto Butantan, una institución científica vinculada al estado de Sao Paulo, cuyo gobernador, Joao Doria, es un importante rival político de Bolsonaro.
“El pueblo brasileño no será conejillo de indias de nadie. No se justifica un billonario aporte financiero en una medicina que ni siquiera superó la fase de pruebas”, afirmó el jefe de Estado en un comentario en sus redes sociales y en el que, al dejar claro que su decisión tiene una connotación política, se refirió a la Coronavac como “la vacuna china de Joao Doria”. A finales de septiembre, Doria anunció un acuerdo propio para comprar 46 millones de dosis de la vacuna Sinovac.
En la imagen, el ministro brasileño de Salud, el general Eduardo Pazuello (EFE)
“Para mi Gobierno, cualquier vacuna, antes de ser puesta a disposición a la población, tiene que ser comprobada científicamente por el Ministerio de Salud y certificada por la Anvisa”, agregó antes de dejar claro que, ante lo expuesto, “mi decisión es la de no adquirir la referida vacuna”.
Tras una reunión el martes con diferentes gobernadores, incluyendo Doria, Pazuello afirmó que había firmado un protocolo de intenciones para adquirir la medicina china y ampliar la oferta de vacunas contra el coronavirus que serán ofrecidas a los brasileños.
El Gobierno ya había acordado con la empresa AstraZeneca y la Universidad de Oxford la compra de 100 millones de dosis de la vacuna que ambas están desarrollando, y también se sumó a la iniciativa Covax de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para adjudicarse otras 40 millones de dosis.
El ministro aclaró que tanto la vacuna de Sinovac como la de Oxford están aún en período de pruebas y que, antes de ser suministradas, deberán ser certificadas por la Anvisa.
Las dos vacunas son experimentadas masivamente en Brasil, el segundo país con mas muertes por la covid-19 en el mundo después de Estados Unidos, con 155.000 fallecimientos, y el tercero con más casos después de EE.UU. e India, con 5,3 millones de contagios.
IMAGEN DE ARCHIVO. Un trabajador revisa frascos en una instalación del fabricantes de vacunas chino Sinovac Biotech, durante una visita de medios organizada por el Gobierno, en Pekín, China, Septiembre 24, 2020. REUTERS/Thomas Peter
SIN INTENCIÓN DE COMPRA DE “VACUNAS CHINAS”
Tras la negativa de Bolsonaro, el viceministro de Salud, Elcio Franco, en un intento de minimizar la desautorización de Pazuello, afirmó en un pronunciamiento en televisión que por ahora “no hay intención de compra de vacunas chinas”.
Según el viceministro, “hubo una interpretación equivocada de lo que el ministro dijo, ya que ningún momento la vacuna fue aprobada”.
Franco afirmó que el protocolo de intenciones firmado por Pazuello para comprarle 46 millones de vacunas al Instituto Butantan no tiene carácter vinculante y que fue suscrito “por tratarse de un importante socio del Ministerio de Salud en la producción de vacunas para el Programa Nacional de Inmunizaciones”.
Agregó que se trató de otra “iniciativa para intentar ofrecerle vacunas seguras y eficaces a la población brasileña” pero que sólo se pondrá en marcha en caso de que se produzca un atraso en el proyecto de producir la vacuna de Oxford en Brasil.
“La premisa para adquirir cualquier vacuna prima por la seguridad, eficacia, producción en escala y precio justo. Cualquier vacuna, cuando esté disponible, certificada por la Anvisa y adquirida por el Ministerio, será ofrecida a los brasileños por el Programa Nacional de Inmunización. Y, en lo que depende de esta cartera, no será obligatoria”, dijo.