
La liberación de Christian Brueckner, considerado por la policía alemana como el principal sospechoso en la desaparición de Madeleine McCann, ha desatado nuevas controversias tras sus declaraciones públicas. El exconvicto, de 47 años, afirmó tener información capaz de resolver lo que definió como “el escándalo del siglo”.
Según relató el gerente Farouk Salah-Brahmin, Brueckner permaneció durante hora y media en su tienda de móviles, donde gastó 90 libras en un teléfono Xiaomi y una tarjeta SIM. Durante la visita, mostró de manera desafiante su tobillera electrónica y aseguró que no tardaría en librarse de ella porque poseía pruebas que podrían exponer a “personas que quieren matarlo”.
El comerciante explicó que el sospechoso insistió en que tenía una “solución propia” al caso y que guardaba memorias USB con información clave, aunque nunca mencionó de forma explícita a Madeleine McCann. “Por cómo lo dijo, debió de estar hablando de ella. ¿De qué otra cosa podría tratarse?”, señaló Salah-Brahmin, quien admitió sentirse intimidado por la actitud del exconvicto.
Brueckner, descrito como relajado e incluso bromista, pidió ayuda para configurar su cuenta de WhatsApp y, en medio de la conversación, salió a comprar un kebab antes de regresar a la tienda.

Un historial marcado por la violencia
Brueckner recuperó la libertad tras cumplir siete años de prisión por la violación de una mujer estadounidense de 72 años en Praia da Luz, Portugal, en 2005, el mismo lugar donde dos años después desapareció Madeleine McCann.
Aunque las autoridades alemanas lo señalan como el principal sospechoso de la desaparición y presunto asesinato de la niña, no existen pruebas forenses directas que lo vinculen, lo que ha impedido presentar cargos formales en su contra. La policía sostiene, no obstante, que hay evidencia física que confirma la muerte de Madeleine.
Testimonios como el de Helge Busching, quien declaró que Brueckner le confesó en un festival en España que la menor “no gritó”, y la incautación de imágenes en las que fantaseaba con abusos infantiles, refuerzan las sospechas en su contra.

Tras su excarcelación, detectives británicos viajaron a Portugal para reinterrogar a testigos y seguir nuevas pistas, incluida la hipótesis de una red de trata de personas con conexiones en Bélgica.
Mientras tanto, Brueckner ha sido visto en restaurantes, discotecas y hasta en una sucursal de Domino’s Pizza, donde intentó ocultar su identidad con una barba postiza. “Entró diciendo que tenía hambre porque acababa de salir de la cárcel”, relató un empleado que lo reconoció de inmediato.
Los McCann aún esperan respuestas
Los abogados del sospechoso insisten en su inocencia, mientras los padres de Madeleine, Kate y Gerry McCann, mantienen viva la búsqueda de la verdad desde 2007.
La falta de pruebas concluyentes mantiene abierto uno de los casos de desaparición más mediáticos del mundo, que ahora suma un nuevo capítulo con las enigmáticas declaraciones de Brueckner.