20 de enero de 2025

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Virgen de la Altagracia: Simbolismo y cultura en la fe dominicana

Santo Domingo. – La Virgen de la Altagracia es una de las figuras más veneradas en la República Dominicana, y su historia está profundamente arraigada en la cultura y la religión del país. La devoción a la Virgen se remonta al hallazgo de la isla de Santo Domingo por Cristóbal Colón en 1492.

En torno al origen de la Virgen de la Altagracia, protectora del pueblo dominicano, se han tejido diferentes leyendas, todas con el mismo hilo conductor: el anciano misterioso que le entregó una imagen al padre de una niña y que desapareció de la humilde vivienda y reapareció en un florido naranjo.

Otra versión es que la imagen de la Virgen de la Altagracia llegó a la isla de la mano de dos nobles llamados, Alonso y Antonio de Trejo, como primeros colonos, estos hombres no solo trajeron consigo la fe católica, sino también la adoración a esta representación de la Virgen María.

Alonso y Antonio decidieron colocar la imagen en la iglesia parroquial de Higüey tras experimentar personalmente los prodigios que atribuían a su intercesión; con el tiempo, la fotografía atrajo a miles de fieles que acuden en busca de consuelo, protección y milagros.

Su festividad se celebra el 21 de enero de cada año. Este día es una ocasión especial para los devotos, que participan en misas, procesiones y otras actividades religiosas para honrar a la Virgen.

Diócesis de Nuestra Señora de la Altagracia

La Basílica de Higüey, ubicada en la provincia La Altagracia, es el principal santuario dedicado a la Virgen. Este impresionante edificio de estilo gótico moderno es un lugar de peregrinación para miles de personas que buscan la intercesión de la Virgen en sus vidas. La construcción de la basílica comenzó en 1954 por órdenes del primer obispo de esa provincia, Monseñor Juan Félix Pepén la cual duró 17 años para su construcción y fue levantada con la finalidad de reemplazar un antiguo santuario en donde apareció La Altagracia.

Este santuario fue inaugurado el 21 de enero de 1971 por el Dr. Joaquín Balaguer y en ese mismo año fue declarado Monumento Dominicano.

Sin dudas, que, a lo largo de los años, la Virgen de la Altagracia ha sido un símbolo de esperanza y protección para los dominicanos, y su imagen se encuentra en muchos hogares y lugares públicos. La devoción a la Virgen también ha sido un factor unificador en la cultura del país, trascendiendo divisiones sociales y económicas.

La historia de la madre protectora es, por tanto, una parte integral de la identidad nacional y cultural de la República Dominicana.