Un video presentado a diputados y senadores en el Congreso de los Estados Unidos muestra un momento crucial: dos sobrevivientes del primer ataque estadounidense en el Caribe intentaban voltear su embarcación, cuando un segundo bombardeo los alcanzó y remató.
Tras esta divulgación, el almirante Frank M. Bradley, responsable de la operación, pasó toda una jornada en reuniones a puerta cerrada para explicar los detalles del operativo ejecutado el 2 de septiembre, que incluyó cuatro ataques directos y dejó un saldo de 11 fallecidos.
La acción forma parte de una campaña militar ordenada por la Administración Trump contra embarcaciones consideradas sospechosas de transportar drogas en el Caribe y el Pacífico. Desde que la estrategia comenzó, más de veinte embarcaciones han sido atacadas, con un balance superior a ochenta personas muertas.
El Pentágono informó el pasado 4 de diciembre sobre un nuevo ataque en el Pacífico oriental, que dejó cuatro fallecidos, alegando que los ocupantes eran traficantes.
El golpe, dirigido por el secretario de Defensa Pete Hegseth y ejecutado por el Mando Sur, tuvo como objetivo una embarcación que, según la evaluación del mando militar, era operada por una organización designada como terrorista y transportaba narcóticos a lo largo de una ruta conocida de tráfico en el Pacífico oriental, hacia México.