Lindani Sanele Myeni, un sudafricano de 29 años, fue asesinado a tiros por la Policía estadounidense luego de un altercado con unos agentes en Honolulu (Hawái) el pasado 14 de abril. Esta semana, James Bickerton, abogado que representa a la viuda de la víctima, obtuvo y publicó grabaciones inéditas que proporcionaron nuevos detalles de los eventos de ese día, informaron medios locales.
El material audiovisual es una combinación de imágenes de una cámara de vigilancia, archivos de audio de una llamada de emergencia y grabaciones de la cámara corporal de uno de los oficiales involucrados. Los hechos sucedieron a raíz de que Myeni entrara por equivocación a una casa del prestigioso sector de Nuuanu de la capital hawaiana mientras al parecer buscaba un edificio de aspecto similar que alberga un templo religioso abierto al público.
Una turista china que había arrendado el domicilio se alertó por la irrupción y decidió llamar a los servicios de emergencia 911. Durante su diálogo con el operador afirmó estar asustada y en la grabación se le escucha llorar, pero confirmó que Myeni estaba desarmado y que en ningún momento demostró querer hacerle daño o robar. En el video grabado por la cámara de la puerta se ve como el sudafricano se disculpa, abandona la residencia por su propia voluntad y dice: «Lo siento».
Pocos minutos después aparecen en la escena tres policías, uno de los cuales apunta a Myeni y le pide varias veces que se tire al suelo. Sin embargo, este último se acerca al agente, lo golpea y le pregunta quién es. Ante esta reacción el uniformado le aplica un táser mientras uno de sus compañeros le dice que dispare. Finalmente se escuchan cuatro tiros y luego a uno de los oficiales gritar: «¡Policía!». Myeni falleció a consecuencia de las heridas de bala. Un policía fue hospitalizado con lesiones faciales graves y conmoción cerebral. Los otros dos sufrieron heridas más leves.
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¿Racismo y negligencia?
Al día siguiente el Departamento de Policía de Honolulu aseguró que sus oficiales habían respondido a un intento de robo y que el sospechoso había exhibido un «comportamiento extraño» antes de agredir a uno de ellos. Justificaron la respuesta armada porque la vida de los agentes estaba en peligro y proporcionaron a la prensa imágenes editadas de la cámara corporal y la grabación de la llamada al 911, pero no mencionaron las de la cámara de la puerta.
Días después, la viuda de la víctima, Lindsay Myeni, presentó una demanda contra la ciudad por homicidio culposo y negligencia. En su alegato señala que tanto los inquilinos de la casa como los oficiales discriminaron racialmente y trataron diferente a Myeni porque era negro, e insistió en que su marido no era una persona violenta.
La demanda también afirma que los uniformados intentaron tomar a Myeni «por sorpresa», ya que no anunciaron que eran agentes del orden. La Policía «llegó al lugar sin luces, sirenas u otros indicadores de su presencia en un aparente intento de tomar por sorpresa al ‘perpetrador'», detalla el documento, citado por Daily Mail.
El abogado Bickerton subrayó que el africano fue en todo momento «educado, gentil y respetuoso». Asimismo, afirmó que eventos similares habían sucedido por años en Hawái y en todo EE.UU., pero que no había nada que pusiera a prueba o impugnara los relatos de los oficiales. «La defensa policial de que ‘tenemos que reaccionar rápidamente ante situaciones peligrosas’ tiene poco sentido cuando ellos crean el peligro y la urgencia al no seguir los procedimientos estándar, que incluyen identificarse e indicar el propósito policial cuando se dan órdenes a alguien a punta de pistola», criticó Bickerton.
Entre tanto, la jefa de la Policía de Honolulu, Susan Ballard, ha negado que la raza hubiera sido un factor determinante y enfatizó que las vidas de los agentes estaban «en peligro». Las investigaciones de la Fiscalía y la Policía sobre el caso están abiertas y en curso.