Estados Unidos y el mundo siguen incrédulos, paso a paso, la intensa preparación, abiertamente, de un nuevo intento de golpe de Estado de Donald Trump, con apoyo total de los republicanos determinados a hacer “cuanto sea necesario” para “reinstalar” al expresidente, anulando el resultado de la elección del pasado mes de noviembre, basándose en el recuento de votos de empresas privadas en Arizona, Georgia y posiblemente Pensilvania.
Frustrado porque en solo 6 meses, el presidente Demócrata Joe Biden impulsa a Estados Unidos hacia el control de la pandemia de coronavirus, Trump trata de bloquearlo por todos los medios.
La intensa campaña de Biden, para vacunar a cerca de un millón de personas por día, la imposición del distanciamiento social y uso obligatorio de mascarilla en edificios federales hizo posible el desplome de infecciones en un 41%, igual que las muertes, que llegaron a medio millón durante la gestión de Trump.