Nueva York
Un contador describió el martes con gran detalle supuestas reuniones que presenció entre el presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, y un supuesto narcotraficante que le pagó dos sobornos de miles de dólares para su campaña presidencial en 2013.
El contador, que testificó en un juicio bajo el pseudónimo de José Sánchez, dijo que las reuniones ocurrieron en las oficinas de Graneros Nacionales, una arrocera. Además de los sobornos, el entonces candidato a presidente llegó a Graneros en varias ocasiones, en helicóptero, para recibir cheques mensuales de 250,000 lempiras (unos 10,300 dólares al cambio actual).
Sánchez dijo que estos últimos pagos eran aportes para su campaña. Hernández ganó las elecciones de su país a finales de 2013 y tomó posesión de su cargo en enero de 2014.
El narcotraficante que supuestamente pagó al candidato a presidente dos sobornos de 15,000 y 10,000 dólares metidos en maletas fue Geovanny Fuentes Ramírez, quien está siendo enjuiciado en Nueva York por narcotráfico. Sánchez testificó el martes en el juicio en la corte federal de Manhattan.
El contador dijo sentir “temor” al entrar en la oficina donde vio a Hernández reunido con Fuentes Ramírez. “Estaba viendo al candidato a la presidencia con un narcotraficante reunido”, testificó.
En una primera reunión se entregó el soborno de 15.000 dólares, dijo Sánchez. Ocurrió en la mesa redonda de la oficina de Fuad Jarufe, dueño de Graneros Nacionales, ubicada en Choloma, en la costa norte de Honduras. Sánchez dijo que cuando Fuentes Ramírez entregó el dinero al entonces candidato a mandatario le dijo: “para que se ayude en la campaña”.
Sánchez se encargó de contar el dinero mientras el presidente miraba su celular, dijo el contador. Lo prefería en efectivo, agregó.
Según Sánchez, el candidato a presidente dijo en la reunión “seremos intocables”. También dijo que “iba a meter la droga a los gringos en sus propias narices y no se iban a dar ni cuenta”.
Hernández también supuestamente le dijo a Fuentes Ramírez que estaba interesado en que trabajara en su laboratorio de drogas para él, dijo Sánchez. Tampoco había que preocuparse por nada, dijo el presidente, porque Oscar Chinchilla, fiscal general del país, lo protegería.
Sánchez testificó que el trasiego de la droga se haría con ayuda de militares y policías.
“Juan Orlando Hernández dijo que para cuando Estados Unidos conociera la verdad ellos ya habrían modificado las leyes a su favor”, testificó Sánchez. Cuando un fiscal le preguntó a qué leyes se refería Sánchez respondió que las de extradición.
Sánchez testificó que depositó los dólares entregados por Fuentes Ramírez al presidente en cuentas de Graneros ubicadas en tres bancos distintos. Lo hacía así porque si metía demasiado dinero en una misma cuenta se sobrepasan cientos límites permitidos y había que dar explicaciones.
El contador, que respondió durante horas las preguntas de fiscales y los abogados de Fuentes Ramírez, dijo que las cámaras de seguridad de Graneros Nacionales grabaron las reuniones.
En otra reunión distinta también ocurrida en Graneros y en la que no estaba presente Fuentes Ramírez, Sánchez dijo que el presidente se jactó de robar fondos del sistema del seguro social de Honduras.
“Dijo ’estamos robando mejor que en los tiempos de (el expresidente Rafael Leonardo) Callejas y nadie nos puede hacer nada”, testificó Sánchez.
La línea telefónica a través de la cual varios periodistas siguen el juicio fue cortada cuando testificó Sanchez ya que los fiscales le pidieron al juez que no se transmitiera el testimonio para que nadie reconozca su voz.
Sánchez dijo que huyó de Honduras en 2015 porque su vida peligraba, ya que había presenciado las dos supuestas reuniones entre el presidente Hernández y Fuentes Ramírez.
El contable se reunió por primera vez con agentes del Federal Bureau of Investigation (FBI) en 2019 para explicárselas. Dijo que hizo copias de las grabaciones de un par de reuniones del mandatario y le dio una copia a la fiscal Marlene Banegas y otra copia a un tal Cristian Ayala. Banegas fue asesinada en 2014.
Los fiscales del distrito sur de Nueva York han mencionado al presidente hondureño muchas veces en el juicio a Fuentes Ramírez, que arrancó la semana pasada.
Éstos han asegurado que el mandatario aceptó sobornos por parte de narcotraficantes como Devis Leonel Rivera Maradiaga y Fuentes Ramírez para financiar su campaña electoral a la presidencia. Los sobornos, según los fiscales, eran pagados a cambio de permitir el tráfico de drogas en Honduras y proteger a los narcos del arresto y la extradición.
Hernández ha negado repetidamente las acusaciones, asegurando que son mentiras de delincuentes que buscan sentencias más leves en Estados Unidos. El presidente no enfrenta ningún tipo de cargo.
La víspera Rivera Maradiaga, exlíder del cartel Los Cachiros, testificó que Fuentes Ramírez le dijo en una cárcel de Nueva York que tenía fotos y videos que demostraban que el presidente Hernández recibía cargamentos de cocaína que provenían de Colombia en los aeropuertos de San Pedro Sula y Tegucigalpa.
Rivera Maradiaga se entregó a las autoridades estadounidenses en 2015 y está preso desde entonces. Fuentes Ramírez, quien está acusado de narcotráfico, fue arrestado en marzo de 2020 en Estados Unidos. Ambos hondureños han coincidido en la cárcel Metropolitan Correctional Center.
Se espera que la semana que viene el juez Kevin Castel, quien preside el juicio, dicte su sentencia a Tony Hernández, un hermano del presidente de Honduras que fue enjuiciado en 2019 por narcotráfico.