16 de junio de 2025

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Temor a represión del ICE en Brooklyn afecta gravemente a restaurantes y supermercados

Una gran comunidad inmigrante está ubicada el suroeste de Brooklyn, junto a la Bahía Superior, específicamente en Sunset Park. En la Quinta Avenida, donde los restaurantes sirven una extensa variedad de cocina latinoamericana, los residentes llenan las calles y el parque homónimo del barrio se alza sobre ellas.

No obstante, muchos propietarios de restaurantes latinos aseguran que los avistamientos de agentes de ICE en la zona y los seguidos arrestos en los tribunales de migración de Manhattan siembran el miedo en Sunset Park.

Las ventas han caído, afirman, ya que muchos residentes irregulares evitan comer en restaurantes o ir de compras, por la constante preocupación de que estar dentro de un restaurante o tienda los haga más vulnerables.

Una mujer de 62 años indicó que las ganancias de su restaurante y supermercado guatemalteco cerca del parque en la cima de la colina han bajado un 30% en las últimas tres semanas, que se ha desplomado de alrededor $2,400 dólares al día a $1,700 o $1,800 diarios.

“Es un momento difícil para mí”, declaró la mujer, quien pidió ocultar su nombre. “Me ha afectado. Es muy lento. Mucha gente no quiere venir porque no sabe qué está pasando en este momento”.

En el mes de febrero, la dueña indicó que vio a agentes del ICE vigilando una esquina cercana a la Quinta Avenida, una vía principal del vecindario, por casi dos semanas, supuestamente buscado a personas particulares para detener.

Más recientemente, hubo rumores de agentes del ICE en la esquina noreste del vecindario, en la calle 43 y Fort Hamilton Parkway, junto a Borough Park, en chats grupales entre residentes migrantes y en redes sociales.

La mujer expresó que son avistamientos como estos los que han disuadido a sus clientes habituales, en su mayoría guatemaltecos, de ingresar en sus establecimientos.

“En febrero, había ICE por aquí. En la esquina. Iban uniformados. Andaban por ahí. La gente tiene mucho miedo”, explicó. “La mayoría de mis clientes no tienen papeles. Mucha gente se queda en casa, más gente hace entregas a domicilio”.

“Ahora EE.UU. no es seguro”

Aparte de los avistamientos locales de ICE, la oleada de arrestos en los tribunales de inmigración de la Gran Manzana ha causado inquietud entre los residentes, con informes de personas capturadas tras presentarse a controles de rutina casi a diario.

La ofensiva se produjo luego de que el subjefe de gabinete de la Casa Blanca, Steephen Miller, declarara recientemente que el gobierno se estaba fijando la meta de 3,000 detenciones al día por parte de ICE y que el número podría subir.

La propietaria del restaurante guatemalteco indicó que le preocupa que un trabajador suyo acuda a una audiencia judicial rutinaria para su casi de asilo en julio.

“Le dije que necesita un abogado. Es muy arriesgado ir allí. Y es arriesgado no ir. Es lo mismo”, manifestó.

Las tácticas opacas y cambiantes del gobierno republicano del presidente Donald Trump dejaron a la comunidad paranoica, cuestionándose que pasará después.

No obstante, un alto cargo del ICE envió un correo electrónico el jueves a los líderes regionales del departamento, señalándoles que suspendieran en gran medida las redadas y arrestos en restaurantes, hoteles y la industria agrícola, informo The New York Times.

El documento establecía que los funcionarios no debían realizar arrestos de “infracciones colaterales no criminales”, refiriéndose a los migrantes irregulares, pero que no cuentan con antecedetes penales.

La mujer señaló que casi todos sus empleados son jóvenes inmigrantes sin documentos legales, solteros, provenientes de la misma ciudad de Guatemala, Sololá.

“El chico que hace las entregas está asustado. Me dice que no estoy segura”, dijo.

Asimismo, la propietaria migrante guatemalteca, dijo que creció en la pobreza y vivió cerca del vertedero más grande del país, en la Zona 3 de la Ciudad de Guatemala. Después del derrumbe de la casa de su familia en un terremoto a finales de los 70, sus padres y hermanos emigraron a Los Ángeles. Ella los siguió poco después, cruzando la frontera a los 20 años, con cuatro meses de embarazo de su hijo y su hijo de dos años a cuestas, buscando una vida mejor para ellos.

[Guatemala] es peligrosa. Sin dinero. Sin seguridad. A veces venimos de nuestro país buscando seguridad, y ahora Estados Unidos no es seguro”, expresó. “Escuchas las noticias y te sientes inseguro. Yo, pienso: tengo a mis hijos, a mis nietos aquí. Mi vida está aquí. Mi familia está aquí”.

Sin clientes, sin propinas

A una cuadra del restaurante guatemalteco mencionado a lo largo de la nota, un migrante de 54 años estaba sentado detrás del mostrador del restaurante y charcutería mexicana que ha dirigido por los últimos 25 años.

“La gente tiene miedo. No van de compras. La situación es mala. La situación es mala. El negocio está bajando, bajando”, manifestóel hombre. “Todo va muy lento. Muy lento. Ayer entraron quizás 10 personas”.

En el último mes, señaló que sus ventas han bajado de aproximadamente $1,000 dólares al día a $500 0 $600 dólares al día. Si la situación continua como está o empeora, no sabe cómo pagará los $900 dólares de alquiler de la habitación en la que vive, en un apartamento compartido.

En una tabaquería popular en la Cuarta Avenida, una camarera comento que sus clientes han disminuido en los últimos meses.

“Los estadounidenses vienen, pero no he visto a los mexicanos”, explicó la mujer.

Agregó que cada vez más clientes piden comida a domicilio, lo que les deja a ella y a sus colegas con menos propinas.

En un restaurante venezolano a pocas cuadras de la taquería, una mesera compartió la misma observación. Presume que la desaceleración del negocio se debía a los aranceles, la inflación y los arrestos del ICE, que estaban sembrando el miedo en la comunidad.

Un panadero con una panadería mexicana, localizado en la Quinta Avenida, que solo se identificó como Álvaro, dijo también que ha visto menos clientes.

“He notado la diferencia entre hace tres semanas y ahora. En general [hay menos clientes]”, apuntó el hombre de 34 años. “Soy ciudadano y también me afecta por mi trabajo. Dudo si me quedaré aquí porque si las ventas bajan más, probablemente tendré menos horas”.

Por su parte, Joel Almazar, residente de Bay Ridge que viajó a Sunset Park para almorzar en un conocido restaurante latinoamericano el jueves en la tarde, dijo que el establecimiento estaba lleno a esa hora del día. Para las 12:15 del mediodía, solo tres mesas del extenso comedor estaban ocupadas.

“A esta hora [del día] solía estar siempre lleno. Ahora, con lo que está pasando, se ve una gran disminución. A esta hora [del día], ni siquiera se podía entrar. Había que llamar para pedir la comida. Ahora se puede entrar sin cita previa”, dijo Almazar, de 44 años.

Originario de República Dominicana y actualmente ciudadano estadounidense, Almanzar criticó la oleada de detenciones de ICE en toda la ciudad de Nueva York.

Diré una cosa: deberían eliminar a la gente mala. A la gente que trabaja, que hace cosas, que no tiene antecedentes penales, deberían dejarlos en paz”, dijo.

“A la gente que trabaja, que hace lo correcto, que intenta conseguir un futuro mejor. Por eso venimos aquí. Esta es la tierra de la libertad”.