22 de noviembre de 2024

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Taiwán se prepara para un fuerte tifón que agravó el monzón en Filipinas y dejó 13 muertos

Taiwán cerró oficinas, escuelas y recintos turísticos en toda la isla el miércoles antes de un poderoso tifón que ya ha empeorado las lluvias estacionales en Filipinas, matado al menos a 13 personas y desplazado a 600.000.

Las franjas exteriores del tifón Gaemi llevaban aguaceros a buena parte de Taiwán, donde se esperaba un impacto directo de la tormenta el miércoles por la tarde en el condado norteño de Ylan. Los pesqueros fueron llamados a puerto en medio de un mar agitado y los pasajeros aéreos se apresuraban a subir a vuelos que les sacaran del país antes de la llegada de la tormenta, en medio de numerosas cancelaciones.

El miércoles por la mañana, el tifón estaba al este de Taiwán y se desplazaba a 13 kilómetros (8 millas) por hora con vientos máximos sostenidos de 162 kilómetros (100 millas) por hora, con ráfagas de 189 kilómetros (123 millas) por hora, según la Administración Meteorológica Central. En la capital, Taipéi, caía una intensa lluvia, pero los fuertes vientos aún no habían llegado.

Gaemi, que recibió el nombre de Carina en Filipinas, no tocó tierra en el archipiélago pero incrementó sus lluvias estacionales. Los chaparrones provocaron al menos una docena de aludes de tierra e inundaciones durante cinco días. Al menos ocho personas murieron y 600.000 se vieron desplazadas, incluidas 35.000 que acudieron a refugios de emergencia, según la agencia filipina de alivio de desastres.

Un alud de tierra sepultó una cabaña en una zona rural en la localidad de montaña de Agoncillo, en la provincia de Batangas, y el miércoles por la mañana se recuperaron los cuerpos de una mujer embarazada y tres niños de entre 9 y 15 años. Un vendedor de gachas de arroz murió tras ser golpeado por un árbol caído en otra población de Batangas el martes por la noche, lo que elevó a 13 la cifra de fallecidos.

En la región densamente poblada en torno a la capital de Filipinas se suspendieron las clases y el trabajo en oficinas del gobierno después de que una lluvia constante inundara muchas zonas durante la noche, lo que dejó autos atrapados en las crecidas y gente varada en su casa. Los vecinos que se aventuraban a salir vadeaban agua que les llegaba a la rodilla o al pecho, y algunos utilizaban balsas improvisadas y remaban entre autos, camiones y camionetas.

En la ciudad de Marikina, al borde de la región de Manila, las precipitaciones constantes hicieron crecer un río importante y muchos residentes huyeron a zonas más seguras. Periodistas de Associated Press en el lugar vieron cómo la corriente arrastraba un contenedor de acero, refrigeradores, trozos de muebles y troncos de árboles.

Algunos vecinos llamaron a emisoras de radio y pidieron que las autoridades las rescataran de los tejados o pisos superiores de sus casas bajas mientras el agua seguía subiendo. La alcaldesa de Malabon, Jeannie Sandoval, una ciudad propensa a las inundaciones en la zona norte de la región capitalina, aseguró a una madre alarmada que los barcos y camiones de rescate llevaban trabajando todo el día para ayudar a personas atrapadas como ella.

“Mantenga la calma. Hacemos todo lo que podemos. El gobierno local no la dejará atrás”, dijo Sandoval a la emisora DZRH.

La Guardia Costera filipina se ha visto sobrepasada con las peticiones de rescate de personas atrapadas por el agua en la capital, incluidos algunos que esperaban ayuda en sus tejados, indicó el contralmirante Armando Balilo, vocero del cuerpo.

El presidente, Ferdinand Marcos Jr., ordenó a las autoridades que incrementaran los esfuerzos para repartir comida y otra ayuda a poblados aislados. “La gente allí no ha comido en días”, dijo Marcos en una reunión de emergencia televisada.

La guardia costera filipina dijo que más de 350 pasajeros, trabajadores y conductores de camiones de mercancías estaban varados en puertos marítimos después de que se prohibiera salir a ferrys y barcos de mercancías. Los guardacostas ayudaron a más de 200 vecinos a evacuar un pueblo costero en la provincia de Batangas, al sur de Manila, donde olas empujadas por la tormenta golpearon casas en la costa.