23 de noviembre de 2024

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Solemnidad y tensiones en el Capitolio por el histórico “impeachment” de Trump

Hubo un profundo silencio en el Congreso de Estados Unidos el miércoles, cuando el mazo fue golpeado marcando un nuevo “impeachment” al presidente Donald Trump.

Con las manos juntas sobre la hoja con los resultados de la histórica votación de la Cámara de Representantes, la presidenta Nancy Pelosi acababa de anunciar la inculpación del mandatario republicano por “incitación a la insurrección” contra el Capitolio.

Esta acusación convierte a Trump en el primer presidente estadounidense en sufrir la infamia de un segundo procedimiento de juicio político. Y unirá para siempre a estos dos grandes enemigos políticos en los libros de historia.

Para subrayar esta repetición histórica, Pelosi, que suele vestirse con conjuntos de colores vivos optó por el mismo atuendo oscuro, como de luto, que lució el día del primer “impeachment” de Trump, el 18 de diciembre de 2019. También reinó el silencio cuando la líder demócrata en el Congreso firmó posteriormente el texto de la acusación formal.

Fue una ceremonia sobria y breve, lejos de la que la había visto poner sus iniciales en los primeros cargos contra Trump para enviarlos al Senado, en enero de 2020, utilizando varios bolígrafos que luego distribuyó, con sonrisas, a legisladores demócratas.

La situación ha cambiado.

El 45º presidente de Estados Unidos “incitó esta insurrección, esta rebelión armada” el 6 de enero, dijo Pelosi.

La violencia en el Capitolio, desatada luego de un encendido discurso de Trump a sus partidarios, dejó cinco muertos y sacudió los cimientos democráticos del país.

En el mismo hemiciclo donde se votó la acusación el miércoles, los legisladores tuvieron que tirarse al suelo hace exactamente una semana, cuando manifestantes pro-Trump intentaron forzar la puerta de la Cámara Baja.

Siete días después, cierta calma había regresado a sus pasillos de mármol, adornados con esculturas y pinturas. Pero no la normalidad en un Washington sitiado.

Efectivos armados habían pasado la noche en el suelo de la venerable Rotonda del Capitolio, ubicada debajo de la gran cúpula que caracteriza al edificio. Patrullaban el recinto mientras afuera, vehículos blindados y bloques de cemento enmarcaban la vasta plaza que se extiende junto a la sede del poder legislativo, la “Casa del Pueblo”.

La pandemia que enluta al país contribuía a la sombría atmósfera de la jornada, sofocando la actividad que suele bullir en la sede del Congreso.

En primera fila durante el anuncio de la votación, una representante demócrata, Lisa Blunt Rochester, estaba erguida, de pie, solemne junto a otros legisladores. El 6 de enero se la había visto rezando en voz alta, refugiándose en la galería con vistas al hemiciclo mientras guardias armados intentaban evitar que enardecidos partidarios de Trump ingresaran a la sala.

El aterrador recuerdo de ese día se percibía en el aire durante los procedimientos del miércoles. Pero no impidió animados intercambios, e incluso abucheos de los emotivos discursos de los legisladores, cuando los partidarios más acérrimos de Trump y los demócratas se enfrentaron.

– “Punto de inflexión decisivo” –

“La izquierda en Estados Unidos ha incitado mucha más violencia política que la derecha”, gritó el republicano Matt Gaetz, gran aliado de Trump, desatando las protestas de sus oponentes, algo inusual en los debates de la Cámara Baja.

La legisladora demócrata Cori Bush de Misuri también generó una airada reacción cuando se refirió a Trump como “un presidente supremacista blanco, que incitó a una insurrección supremacista blanca”.

Mientras tanto, la republicana de Georgia Marjorie Taylor Greene, una pro-Trump novata en el Congreso, habló con un tapabocas estampado con la palabra “Censurado”.

En los pasillos, asistentes parlamentarios, policías, empleados de cafetería y periodistas intercambiaban miradas de complicidad, a veces conmovedores recuerdos.

“Seguimos viviendo las consecuencias de una insurrección contra nuestro gobierno y contra este Capitolio”, dijo a la AFP el demócrata Adam Schiff, quien lideró los procedimientos del primer “impeachment” a Trump, del que finalmente fue absuelto en el Senado.

“Pero tengo la firme convicción de que (…) estamos en un punto de inflexión decisivo y que podemos llevar al país por el buen camino” para “restaurar nuestra democracia”, afirmó.