25 de noviembre de 2024

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Siguen el abuso policial y el racismo sistémico en EEUU

Cuando estaba por darse a conocer el veredicto de culpable en el juicio contra el exagente de policía de Minneapolis Derek Chauvin, varios policías en Ohio mataron a tiros a una adolescente negra durante una confrontación a plena luz del día.

La muerte de Ma’Khia Bryant, de 16 años, que blandía un cuchillo durante una pelea con otra persona, es en cierta forma más representativa de la forma en que las personas negras y de otras razas no blancas mueren en encuentros con la policía que la muerte de George Floyd, sujetado al suelo con una rodilla en el cuello por Chauvin y capturado en video.

A diferencia del caso de Chauvin, muchos tiroteos policiales fatales involucran una decisión de disparar en un momento acalorado y son notoriamente difíciles para llevar a juicio, aun cuando generan dolor e indignación. Los jurados han tendido a dar a los policías el beneficio de la duda cuando éstos dicen que actuaron en una situación de vida o muerte.

Aunque el veredicto del martes recibió elogios como un indicio de progreso en la lucha por igualdad de justicia, siguen sin respuesta preguntas difíciles sobre el uso de fuerza por la policía y el racismo sistémico. El veredicto en el caso de Chauvin podría no verse repetido próximamente, pese a que la lista de muertos a manos policiales sigue aumentando.

“Esto fue algo único. El mundo vio lo que pasó”, dijo el fiscal del condado de Salt Lake City, que ha examinado más de 100 casos de uso de fuerza allí. Tener video, testigos, evidencia forense y a numerosos policías declarar contra uno de los suyos es algo singular y “demuestra cuáles son los requisitos para que haya ese tipo de consecuencia”, dijo.

Fallos como el de Chauvin son extraordinariamente raros. De los miles de tiroteos policiales fatales en Estados Unidos desde 2005, unos 140 policías han sido acusados de asesinato u homicidio y apenas siete han sido condenados de asesinato, de acuerdo con datos compilados por Phil Stinson, experto en criminología en la Bowling Green State University.

“Éste es un éxito, pero hay muchos más asesinatos injustos que aún necesitan juicio, que aún tenemos que abordar”, dijo Princess Blanding, una candidata a gobernadora de Virginia cuyo hermano fue muerto por la policía en Richmond. Marcus-Dabid Peters, que era negro, fue baleado por un policía negro durante una crisis de salud mental luego que corrió desnudo a una carretera y se le abalanzó al policía.

En Columbus, Bryant había estado blandiendo el cuchillo agitadamente en dirección a otra mujer a la que tenía sujetada contra un vehículo cuando el policía le disparó tras gritarle a la adolescente que se tirara al suelo, de acuerdo con la policía y con el video de una cámara corporal divulgado apenas horas después del incidente.

Kimberly Shepherd, que vive en el barrio donde Bryant fue baleada, había estado celebrando el veredicto en el caso de Floyd cuando escuchó la noticia de la muerte de la adolescente.

“Estábamos felices con el veredicto, pero no podía disfrutarlo”, dijo Shepherd. “Porque mientras recibes una llamada telefónica que te dice que él era culpable, recibo la otra de que esto está pasando en mi barrio”.

En contraste, en el caso de Chauvin, video de celular circulando en todo el mundo mostró al policía blanco apoyando su rodilla sobre el cuello del hombre negro durante más de nueve minutos mientras Floyd jadeaba. El video desató protestas en Estados Unidos y colegas de Chauvin dieron el paso extraordinario de declarar en su contra.

“Cuando miremos juicios futuros, la la pregunta va a ser: ¿Es éste quizás el comienzo de una nueva era, en la que esos muros de silencio no son impenetrables?”, se preguntó Miriam Krinsky, exfiscal federal y directora ejecutiva del grupo reformista Fair and Just Prosecution. El caso de Chauvin podrías llevar a que más jurados se muestren escépticos respecto de la policía, dijo.

El día después de la muerte de Bryant, al menos otras dos personas fueron muertas por la policía en Estados Unidos.

El miércoles por la mañana, un policía mató a tiros a un hombre negro mientras ejecutaba una orden de allanamiento en Carolina del Norte. Las autoridades no han dado detalles del incidente, pero un testigo dijo que Andrew Brown Jr. fue baleado cuando trataba de irse en un auto y que los policías dispararon varias veces. En Escondido, un suburbio de San Diego, la policía dijo que un agente mato a tiros a un hombre que al parecer estaba golpeando vehículos con una barra de metal.

El jueves, se realiza el funeral de Daunte Wright, un automovilista negro de 20 años que fue muerto a tiros durante una parada de tráfico este mes en Brooklyn Center, Minnesota, a unos pocos kilómetros del tribunal en el que se realizaba el juicio a Chauvin.

El mes pasado en Chicago, Adam Toledo, de 13 años, fue muerto a tiros menos de un segundo después de que soltó una pistola y alzó las manos como le ordenó un policía.

Kim Potter, una policía blanca, está imputada de homicidio impremeditado por la muerte de Wright. El exjefe de la policía de Brooklyn Center dijo que Potter confundió su pistola con su arma de electrochoques. Potter renunció al departamento. La familia de Wright ha pedido cargos más severos, comparando su caso con el de un policía negro acusado de asesinato por la muerte de una mujer blanca en Minneapolis en 2017.

El fiscal del condado Cook decidirá si presenta cargos contra Eric Stillman, el policía blanco que mató a Toledo el 29 de marzo en Little Village, un bario predominantemente hispano en el suroeste de Chicago. El niño pareció haber soltado una pistola antes de que el policía lo baleó. El video de la muerte del niño desató indignación, pero algunos expertos legales dicen que no creen que Stillman puede o debe ser imputado bajo el criterio establecido por un fallo de la Corte Suprema en 1989 sobre el uso de fuerza por la policía.

En lugar de solamente enjuiciar a policías después de tiroteos fatales, se debe hacer más para prevenir que ocurra ese tipo de incidentes, dijo Eugene Collins, que era un organizador de la rama de la NAACP (Asociación Nacional para el Progreso de la Gente de Color) en Baton Rouge, Luisiana, cuando Alton Sterling un hombre negro que vendía CD delante de una tienda de abastecimientos, fue muerto a tiros por un policía blanco en julio de 2016. Los dos policías involucrados en el incidente no han sido imputados por la muerte.

“Somos detenidos más, cacheados más”, dijo Collins, ahora jefe de una rama de la NAACP. “Se trata de responsabilizar a quienes crean las políticas”.

Los activistas dicen que la lucha por la reforma policial y un sistema judicial justo apenas comienza.

Rachael Rollins, primera mujer de color en ser fiscal de distrito en Massachusetts, dijo que debe comenzar en parte acabando con la concepción errónea de que cuestionar a la policía o proponer formas en las que puede mejorar significa que no la respaldas.

“La policía tiene un trabajo increíblemente difícil y, créanme, yo sé que hay personas violentas que hacen dalo a la comunidad y la policía, pero no somos todos nosotros. Así que tenemos que reconocer que no está funcionando y tenemos que sentarnos juntos para elaborar soluciones, pero es urgente”, dijo Rollins, fiscal del condado Suffolk, que incluye Boston.

“Tengo miedo, estoy agotada y soy la funcionaria más alta de la ley y el orden. Imagínese lo que sienten otros”, dijo.