22 de noviembre de 2024

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Recordando a Lupe Vélez (1908-1944), actriz y bailarina Mexicana

Lupe Vélez (1908-1944)

18 de julio de 1908, San Luis Potosí, México, nació la actriz y bailarina..

Murió el 14 de diciembre de 1944, Glendale, California

Cercana la navidad de 1944, harta y aburrida, cansada y desilusionada, fue que conoció a Harold Ramond. Tenía ella treinta y cinco años, casi diez más que él. El cine no le ofrecía ya nada, los proyectos morían en la basura y Lupe, aferrada a rehacer su carrera en México, pareció no darse cuenta que todo había terminado: concluyó su última película, la mexicana “Naná” (1943, Celestino Gorostiza); y regresó a Hollywood.

En su comportamiento, se dejaban ver inquietantes síntomas de desequilibrio. Apagada la alegría y olvidadas las excentricidades, apareció una mujer desolada y triste. Su amarga confesión de no tener amigos fuera de los estudios, no dejaba dudas que Lupe había topado con la verdad imposible de ocultar: «Yo sé que no valgo nada. No puedo ya ni cantar ni bailar bien. Nunca he hecho nada que me guste. Y todo esto lo digo desde el fondo de mi corazón. Si no, no lo diría. Lo único que quiero es divertirme un poco».

Fue cuando regresó a Hollywood. Con el ceño fruncido, concentrada, pensando en la nada agradable realidad que le esperaba. Sus cada vez peores relaciones con el vividor Ramond, agravadas por la indiferencia de éste ante la comprometida situación de Lupe. Segura de esperar un hijo de él y obsesionada con volver a México, sin saber que ya era el puro extravío.

Perdido el valor y la, confianza, decidió en un momento olvidarlo todo, «divertirse un poco» y festejar su santo y el de la virgencita. de Guadalupe con una juerga en su mansión de North Rodeo Drive. Como no podía estar sin tumulto, invitó a casi todos los mexicanos del cine.

Empleados y desempleados, pobres y ricos, bellas y feos, dandis ancianos. Abundaron las risotadas, los gritos y las canciones; y, desde luego, los guisos picantes, el tequila y, desde luego, la alegría triste de los presentes con la consabida nostalgia por la patria lejana.

Lupe, una vez más, mencionó su deseo de regresar a México pero al hacerlo, no sabía que le quedaban apenas dos días de vida.. En la mañana del jueves 14 de diciembre de 1944, la policía de Beverly Hills recibió una llamada: Lupe Vélez, la conocida actriz mexicana estaba «gravemente enferma». Se solicitó una ambulancia, un médico y un inhalador. Posteriormente, el informe policial añadió que durante una hora se intentó inútilmente revivirla. El forense dictaminó suicidio perpetrado con barbitúricos. Después de reconocer el cadáver, se reveló que Lupe tenía cuatro meses de embarazo.

El cuerpo sin vida tuvo largo trasiego esa navidad de 1944. Ricamente vestida y calzada con zapatillas doradas, crucifijo de oro entre sus manos y en la muñeca derecha un brazalete de diamantes con incrustaciones de oro, Lupe fue expuesta en la capilla de Forest Lawn a la curiosidad de cuatro mil personas que circularon ante el ataúd.

El día 22, sus restos abandonaron Hollywood con destino a El Paso, para de aquí transbordar rumbo a México, a donde llegó la tarde del 26. En los andenes de la Estación Central, una multitud esperaba apretujada. De nuevo, el cuerpo fue exhibido, ahora en la Funeraria Alcázar. Cincuenta mil personas, la mayoría hombres, desfilaron y otros miles bloqueaban el tráfico en el funeral más grande ocurrido en la Ciudad de México en muchos años.

Después de todo, Lupe había finalmente conseguido lo que deseaba: regresar a México a descansar de todos. Vaya navidad ajetreada.