Los presos de una cárcel de la periferia de la ciudad de San Pablo, en Brasil, se amotinaron este sábado y provocaron un incendio en el interior del penal, informaron fuentes oficiales.
La Secretaría Penitenciaria de San Pablo afirmó en una nota que “no hubo rehenes” en el motín, que empezó alrededor de las 13:00, hora local, de este sábado en la Penitenciaria I de Franco da Rocha, en la región metropolitana de la capital paulista, y fue controlado por agentes de seguridad cerca de las 14:00. Por el momento, no hay información sobre posibles víctimas.
Según fuentes de la Policía, citadas por el portal G1, el motín fue una protesta de los presos por el hacinamiento del centro, un problema crónico que afecta al sistema penitenciario brasileño como un todo. Los reclusos prendieron fuego sábanas y colchones en un patio de la unidad penitenciaria y provocaron daños en dos de los pabellones habitacionales.
Un grupo táctico de agentes penitenciarios ingresó a la cárcel para sofocar la revuelta, de acuerdo con el Gobierno de San Pablo, el estado más poblado e industrializado de Brasil. Los bomberos también acudieron al lugar para “apagar el fuego provocado por los presos”.
Agentes de la Policía Militar estuvieron además en el área externa de la cárcel para dar apoyo.
Según datos del sitio web de la Secretaría de la Administración Penitenciaria (SAP), esta cárcel tiene capacidad para 914 detenidos, pero actualmente alberga a 1.926 internos en régimen cerrado, más del doble de su capacidad. Asimismo, existe una capacidad para 108 detenidos en régimen semiabierto, pero se encuentran 265 presos en esa modalidad.
La prensa local señaló que el operativo para dispersar a los amotinados comenzó aproximadamente a las 13:40 horas. Policías antidisturbios subieron al techo de la penitenciaría para reprimir la rebelión y lograron acorralar a los presos en uno de los patios de la unidad. Imágenes proporcionadas por TV Globo muestran a los detenidos desnudos, sentados en fila y de espaldas.
El medio G1 también divulgó imágenes del incendio y del operativo para controlar la situación.
En las cárceles del estado de San Pablo nació, en la década de 1990, el Primer Comando de la Capital (PCC), la banda criminal más poderosa de Sudamérica, con operaciones en prácticamente todos los países de la región, en especial en Brasil, Paraguay y Bolivia. Se dedica principalmente al tráfico de cocaína con destino a Europa, donde tiene lazos con mafias italianas, serbias y albanesas. La mayoría de sus capos están presos, lo que no les impide dictar desde la cárcel los rumbos de la banda.
