El candidato presidencial de Perú Pedro Castillo acostumbra a citar pasajes bíblicos cuando apela a la moral para justificar su rechazo al aborto, al matrimonio homosexual, al consumo de marihuana y a la eutanasia.
En una entrevista televisiva durante su campaña antes de la primera vuelta de las elecciones el 11 de abril, el maestro de escuela rural que salió del anonimato hace cuatro años como líder de una huelga nacional fue claro es sus posturas sobre estos temas que podrían debatirse pronto en el Congreso peruano.
“Para nada legalizaría el aborto”, afirmó Castillo en un reportaje de la cadena RPP. “Vamos a trasladar a la Asamblea Nacional Constituyente que se debata, pero personalmente no estoy de acuerdo”, advirtió el candidato por el partido Perú Libre.
“¿La eutanasia? También que se traslade pero tampoco estoy de acuerdo. ¿El matrimonio igualitario para personas del mismo sexo? Peor todavía. Primero la familia. Estas dos instituciones, que son la familia y la escuela, deben ir de la mano”, remarcó el diálogo de Castillo con el periodista Jaime Chincha.
Y agregó: “¿Legalizar la marihuana? Por supuesto que no. Al contrario. Lo que tenemos que hacer es que con todos los derechos constitucionales y las organizaciones… vamos a ver de qué manera contribuimos al Perú para que la riqueza del país sea para todos los peruanos”.
“Yo vengo de una familia que me ha inculcado valores y me ha criado con las uñas cortadas y eso lo voy a trasladar a mi pueblo. Primero es el pueblo, primera es la familia y primero es el país que me ha parido para defenderlo”, concluyó Castillo la exposición para justificar su postura.
Gane quien gane el polarizado ballotage presidencial del domingo entre Pedro Castillo y Keiko Fujimori, Perú seguirá manteniendo un perfil conservador con el rechazo a legislar sobre aborto, matrimonio homosexual e identidad de género.
En lo único que coinciden ambos candidatos -ideológicamente en las antípodas-, es en la defensa de la “familia tradicional” recurriendo incluso a referencias bíblicas. Fujimori es católica, igual que Castillo, cuya esposa es evangélica.
Y, aunque la hija del encarcelado ex presidente Alberto Fujimori defiende el libre mercado y el maestro de escuela rural aboga por un papel económico activo del Estado, ambos tienen más coincidencias que diferencias en los temas que forman parte de la agenda del siglo XXI en muchos países.
Ambos son antiaborto, defienden la noción de familia tradicional -conformada por un hombre y una mujer-, y no dan importancia a los derechos de la comunidad LGBTI. Los dos se oponen además a legalizar la marihuana y la eutanasia. A ello se suma el cuestionamiento del enfoque de género en la educación sexual en las escuelas, un tema contra el que las Iglesias católica y evangélica hacen causa común en Perú.
Con información de AFP