Miles de habitantes de las zonas costeras de Nueva Zelanda permanecen evacuados tras una serie de terremotos durante la madrugada y primera hora de la mañana, el más fuerte de ellos de magnitud 8,1 en las islas Kermardec, a unos 960 kilómetros al norte de la ciudad de Auckland.
Este poderoso terremoto, que provocó que el Centro de Alertas de Tsunamis del Pacífico (PTWC) emitiera un aviso por tsunami, se produjo horas después de otro seísmo de 7,4 grados de magnitud también cerca de las islas Kermardec y otro de 7,3 a 178 kilómetros al noreste de Gisborn, en la Isla Norte del país.
La Agencia de Gestión Nacional de Emergencias neozelandesa (NEMA, siglas en inglés) emitió una alerta de tsunami y ordenó esta madrugada a varias poblaciones costeras de la Isla Norte a «trasladarse inmediatamente» a una zona elevada cercana y mantenerse en ese lugar hasta nuevo aviso.
«Hemos visto literalmente que los neozelandeses cumplieron con la orden y cogieron sus maletas. Ha sido un evento dinámico que está evolucionando constantemente», dijo la ministra de Gestión de Emergencias, Kiri Allan, en una rueda de prensa en la que se explicó que la alerta puede extenderse por varias horas.
La NEMA también alertó esta mañana de un incremento impredecible del oleaje cerca de la ciudad de Auckland, situada en la Isla Norte y que con sus 1,7 millones de habitantes es la más poblada del país.
Los medios neozelandesas publicaron imágenes de las largas colas de vehículos que se desplazaban la mañana del viernes a lo largo de las carreteras de las localidades costeras, que ahora lucen «como pueblos fantasmas», según dijo una pobladora evacuada a la cadena TVNZ, quien relató que los terremotos le produjeron «mucho miedo».
«Espero que todos estén bien, especialmente aquellos de la costa este que han sentido toda la fuerza del terremoto», dijo en la madrugada del viernes en su cuenta Facebook la primera ministra neozelandesa, Jacinda Ardern.
Nueva Zelanda, con una población 4,6 millones de habitantes, se asienta en la falla entre las placas tectónicas del Pacífico y Oceanía y registra unos 14.000 terremotos cada año, de los que entre 100 y 150 tienen la suficiente potencia como para ser percibidos.
El 22 de febrero de 2011 murieron 185 personas en un seísmo de 6,3 grados de magnitud que sacudió la ciudad de Christchurch, en la isla Sur, y que causó daños en 30.000 edificios.