El enviado especial del Gobierno de Estados Unidos al Triángulo Norte de Centroamérica, Ricardo Zúñiga, concluyó este miércoles una visita de cuatro días a Guatemala y El Salvador, con lo que la Administración de Joe Biden marca su propio rumbo en el abordaje de la migración irregular en esta región.
El Gobierno de Biden se enfrentó en marzo pasado a un récord histórico con la llegada de 18.890 inmigrantes menores de edad no acompañados, registro máximo para un solo mes desde que la actual autoridad migratoria comenzó a computar esos datos en 2009.
La visita de Zúñiga supone un cambio con la estrategia del expresidente Donald Trump, en cuyo mandato se fortalecieron las patrullas fronterizas en Centroamérica y se firmaron acuerdos de “tercer país seguro” para enviar a El Salvador, Guatemala y Honduras a los solicitantes de asilo.
“Tenemos muy claro que lo que estamos viendo en la frontera de Estados Unidos no es un episodio, es una dinámica establecida que ha empeorado a través de los años”, sostuvo en una reunión privada con periodistas.
“No nos queda de otra: tenemos que ver qué podemos hacer para ayudar a fortalecer la situación económica, social y política en Centroamérica”, añadió.
Explicó que eso implica “tratar temas difíciles” y que “no se trata de cerrar una frontera y pensar que eso va a solucionar el problema”.
El PLAN BIDEN
Zúñiga dijo a la prensa que “tenemos que ver mejoría y oportunidades en Centroamérica” y que “la cooperación, aunque sea importante, no es la única vía para hacer ese fortalecimiento”.
“Pertenece más que todo a las sociedades centroamericanas llevar a cabo esa mejoría. Nosotros podemos ayudar, pero no es nuestra decisión ni nuestra actuación (las que) van a mejorar la situación en Centroamérica”, subrayó.
El enviado especial dijo que el “plan Biden”, llamado así por periodistas, para abordar la migración irregular de Centroamérica que llega a la frontera sur de Estados Unidos, a diferencia de la de sus antecesores, tiene a la “gobernanza como enfoque primordial de cualquier cosa que hacemos”.
“No es un elemento, es el elemento crucial”, indicó, y afirmó que también “hay mayor reconocimiento que la cooperación y la ayuda no (se) compara con la necesidad de hacer lo posible para fomentar empleo y oportunidad”, indicó.
LA AUSENCIA DE BUKELE Y CHINA EN EL RETROVISOR
La visita a territorio salvadoreño estuvo marcada por el intento sin éxito de reunirse con el presidente Nayib Bukele, quien guardó silencio en sus redes sociales sobre la llegada de Zúñiga.
“Sí, en este viaje pedimos una cita con el presidente, como (con) otros actores, y no fue concretada”, confirmó.
Subrayó que, hasta donde él conoció, “no fue una visita cancelada, simplemente nunca confirmamos esa reunión”.
Agregó que, a pesar de no reunirse con el jefe de Estado, “tuvimos excelentes reuniones” con la canciller, Alexandra Hill, y su equipo para concretar la formación de “grupos de trabajo” que abordarán temas como la migración, seguridad y economía.
Al ser preguntado sobre los acercamientos entre el Gobierno salvadoreño y China, Zúñiga manifestó que las relaciones entre el país centroamericano y Estados Unidos son “orgánicas” y difíciles de sustituir.
“Lo que sí vemos, y pensamos que sí es cierto, es que puede ser atractivo para algunos países la ayuda de China porque es dinero fácil”, pero “no necesariamente se convierte en un apoyo a la economía”, sostuvo.
Agregó que estas ayudas de China, a su juicio, no se dan bajo condiciones de transparencia, con lo que se puede “fortalecer mecanismos y maneras que perjudican a las sociedades”.
“Claro que tenemos esa preocupación”, dijo Zúñiga.
China donó recientemente 150.000 vacunas contra la covid-19 a El Salvador, que acordó con dicho país la compra de 2 millones de dosis del medicamento de Sinovac y del que ya recibió un millón.
También se espera que construya una nueva biblioteca nacional en San Salvador y un estadio de fútbol.
SIN HONDURAS EN LA AGENDA
La gira de Zúñiga no incluyó a Honduras, pero aseguró que el 9 de abril sostendrá una reunión con el canciller de ese país, Lisandro Rosales, en Estados Unidos.
El pasado 5 de abril, el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, dijo que Estados Unidos está abierto a dialogar con aquellos miembros del Gobierno de Honduras que combatan la corrupción, sin aclarar si se está intentando excluir al presidente hondureño, Juan Orlando Hernández, a quien fiscales de Nueva York señalan por narcotráfico.
El funcionario hizo esas declaraciones en una rueda de prensa cuando fue preguntado sobre el viaje de Zúñiga.
“Seguiremos apoyando al pueblo hondureño, a la sociedad civil y a aquellos miembros del Gobierno hondureño que están comprometidos a luchar contra la corrupción junto a nosotros, porque sabemos que nuestro objetivo tiene que ser abordar los problemas que provocan la migración si es que queremos encontrar una solución a largo plazo para este desafío”, dijo Price.
El Triángulo Norte de Centroamérica es una de las regiones más pobres y violentas del planeta y más de 500.000 personas de esta zona intentan llegar a EE.UU. cada año de manera irregular.