Berlín, 11 feb (EFE).- El primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, apremió de nuevo a Berlín a suspender la construcción del gasoducto germano-ruso Nord-Stream 2, un proyecto que calificó de «golpe a Europa», al servicio de la «agresiva política» de Moscú.
«El Nord Stream aumentará la dependencia energética europea y debilita nuestra economía. Estamos a tiempo de detenerlo», afirmó Morawiecki a través de su cuenta en twitter.
Polonia, como Ucrania, llevan tiempo reclamando que se suspenda su construcción -que está prácticamente terminada-, exigencias ahora redobladas en medio de las condenas europeas a Moscú por la detención y condena del líder opositor ruso Aléxei Navalni.
El Gobierno de la canciller alemana, Angela Merkel, defiende el gasoducto y considera que no debe vincularse ese proyecto energético con el caso de Navalni.
En medio de la polémica, el presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, añadió leña al fuego en unas recientes declaraciones al diario «Rheinische Post», donde justificó el gasoducto como un «puente entre Rusia y Europa» que, de romperse, podía derivar en un empeoramiento tal vez irreversible de las relaciones con Moscú.
Steinmeier, del Partido Socialdemócrata (SPD) aunque formalmente dejara en suspenso su militancia al asumir la presidencia del país, consideró que ese proyecto tiene una «dimensión histórica» y recordó los millones de muertos soviéticos caídos en la Segunda Guerra Mundial desatada por la Alemania nazi.
Este paralelismo ha reforzado las críticas tanto de Polonia como de Ucrania, países económicamente perjudicados por un proyecto que transportará directamente gas ruso a Alemania, lo que se suma a sus reconocidos temores a Moscú.
La polémica en torno al Nord Stream complica, además, al ministro de Finanzas y vicecanciller, el socialdemócrata Olaf Scholz, por un presunto pacto con Estados Unidos para evitar las sanciones anunciadas por Washington contra el gasoducto.
Según denunció estos días la organización Ayuda Medioambiental Alemana (DUH), Scholz ofreció en agosto de 2020 al entonces responsable de Finanzas de Donald Trump, Steven Mnuchin, un pacto que implicaba inversiones en gas estadounidense por unos mil millones de euros a cambio de que renunciaran a esas sanciones.
El propio Scholz, candidato del SPD a la cancillería en las generales alemanas del próximo 26 de septiembre, se mostró hace una semana convencido de que Nord Stream 2 se completará, pese a las presiones de algunos de sus socios europeos, así como Estados Unidos, para que se detenga.
Este costoso proyecto, valorado en unos 9.500 millones de euros, está prácticamente terminado -está construido un 95 %-. Sigue al Nord Stream 1 y se fraguó tras dejar la Cancillería alemana el socialdemócrata Gerhard Schröder, para convertirse en asesor del gigante ruso Gazprom. En él están implicados unos 120 inversores, tanto alemanes como de otros países europeos.
Hasta ahora, Berlín sostiene que el proyecto es imprescindible para la transición energética y que en él no solo están en juego intereses alemanes y que hay compromisos que cumplir con los inversores implicados, incluidos los europeos.
Según fuentes de Gazprom, la construcción del último tramo del Nord Stream 2 en aguas territoriales de Dinamarca finalizará en abril.