Las autoridades de Miami Beach advirtieron que podrían extender un toque de queda luego que las fiestas del Spring Break terminaron en peleas y destrucción de propiedad.
El concejo municipal de Miami Beach votó la noche del domingo a favor de darle la autoridad al alcalde para prorrogar el toque de queda hasta por lo menos el 12 de abril, en efecto clausurando una de las zonas más frecuentadas por los universitarios en su receso primaveral.
La policía local, asistida por equipos SWAT y otras agencias del orden trataron de dispersar las bulliciosas multitudes en el enclave turístico, pero las alteraciones perduraban antes de que el gobierno local impuso el toque de queda, que obliga a los restaurantes de Ocean Drive a cerrar.
El alcalde Raúl Aguila denunció que jóvenes de otros estados estaban llegando para “incurrir en la anarquía y el jolgorio desenfrenado”. Observó que los jóvenes ni siquiera están consumiendo en los negocios que tanto necesitan asistencia económica, sino que simplemente hacen fiesta en la calle.
El jefe policial de Miami Beach Richard Clements indicó que los problemas comenzaron el lunes cuando una bulliciosa multitud se aglomeró en Ocean Drive “y básicamente participó en una fiesta callejera”. Para el jueves empezaron a estallar trifulcas de las cuales los jóvenes huían despavoridos.
Las fiestas se descontrolaron la noche del viernes, señaló Clements, narrando que un restaurante quedó “volcado patas arriba”, con “sus sillas usadas como armas” y con trozos de vidrio desparramados por el piso. El famoso bar Clevelander tuvo que suspender todo servicio de comida y bebida. Hubo disparos y una joven tuvo que ser hospitalizada por una profunda cortada en la pierna.
“¿Cuántas otras cosas tienen que suceder hasta que podamos intervenir?” preguntó Clements en la asamblea del domingo donde defendió el toque de queda, que cierra el acceso a tres carreteras que conducen a South Beach.
“Creo que esta fue la decisión acertada”, expresó el jefe policial.
