Los residentes de Los Ángeles no estarán completamente vacunados contra COVID-19 hasta el próximo año, a menos que el suministro de la vacuna reciba un gran impulso, señaló el alcalde Eric Garcetti.
Aunque expresó su optimismo de que el ritmo se acelerará a medida que haya más dosis disponibles y se aprueben más variedades de antígeno, Garcetti reconoció que la situación es un desafío en un condado de unos 10 millones de personas.
Ambas vacunas actualmente aprobadas para uso público en Estados Unidos, de Pfizer-BioNTech y Moderna, requieren dos dosis administradas con semanas de separación. Entonces, indicó Garcetti, para “los 7.5 millones de los 10 millones de personas que el Departamento de Salud Pública a nivel de condado espera vacunar”, se requieren 15 millones de dosis.
Los Ángeles ha estado recibiendo un promedio de 160.000 dosis por semana, indicó.
Incluso con las 853.650 dosis que el condado había obtenido hasta el miércoles, existe una brecha abrumadora de casi 14.2 millones. Al ritmo de entrega que citó Garcetti, se necesitarían aproximadamente 88 semanas para que llegaran suficientes vacunas para servir a todos los angelinos que la necesiten.
“Es la verdad a menos que obtengamos un mayor suministro de antígeno”, comentó el alcalde el jueves durante una sesión informativa en el estadio de los Dodgers, que recientemente se transformó en un sitio de vacunación masiva. “Creo que conseguiremos algo, pero no lo suficientemente pronto”.
El Dr. Paul Simon, director científico del Departamento de Salud Pública de Los Ángeles, comentó que, si los envíos semanales de vacunas aumentan a 500.000 dosis, el condado podría potencialmente inmunizar al 75% de su población adulta para mediados del verano.
Sin embargo, al ritmo actual, estuvo de acuerdo en que “el esfuerzo de vacunación probablemente se extenderá hasta el 2022”.
Garcetti señaló que confía en que los fabricantes podrán aumentar la producción para satisfacer la demanda y que la posible llegada de vacunas adicionales en revisión, incluida una de la Universidad de Oxford y AstraZeneca y una que consiste en una sola dosis desarrollada por Johnson & Johnson, impulsará la oferta.
“Estamos listos para hacer más aquí”, manifestó. “Va a ser un día triste cuando me toque decir: ‘El estadio de los Dodgers tiene capacidad para recibir a 12.000 personas, pero solo tenemos vacunas para 2.000’”.
Dada la enorme necesidad en el condado más poblado de la nación, incluso distribuir dosis a los grupos prioritarios podría ser una tarea de meses, a menos que mejore la situación del suministro.
“Si se calcula lo que el condado está recibiendo cada semana, alrededor de 160.000, y se observa la cantidad de trabajadores de la salud y personas mayores, no los vacunaremos sino hasta junio”, expuso Garcetti.
Los funcionarios de salud de California han expresado su frustración por las entregas del antígeno, diciendo que tienen mucha capacidad y personal disponible, pero que no hay suficientes vacunas para todos.
“Simplemente no estamos recibiendo suficientes dosis para avanzar tan rápido como nos gustaría que lo hiciéramos nosotros y usted”, comentó la directora de Salud Pública de Los Ángeles, Bárbara Ferrer, esta semana.
Otro problema es que la cantidad entregada a las dependencias de salud locales ha variado semana a semana; los funcionarios dicen que esto dificulta, si no imposibilita, la planificación de la vacunación a largo plazo y la programación de citas.
“Nos enfrentamos a la imprevisibilidad del suministro cada semana”, señaló Simon. “Por eso, realmente tenemos que esperar y ver cuánto se nos asignará antes de que nuestros proveedores puedan comenzar a programar citas con sus pacientes”.
Los funcionarios de San Francisco advirtieron esta semana que el departamento de salud pública corría el riesgo de quedarse sin vacunas contra COVID-19, después de que la asignación de la ciudad se redujo sustancialmente desde hace siete días y las dosis que tuvieron que dejarse a un lado no fueron reemplazadas.
Si bien esa situación se evitó, gracias a que California autorizó el uso de un suministro específico de Moderna que se había retenido para revisiones de seguridad adicionales, los funcionarios de salud dijeron que “los proveedores de la ciudad no tienen suficiente suministro de vacunas para satisfacer a la población actual que ha sido designada por el estado para ser inmunizada”.
Se ha formado otro cuello de botella, ya que una serie de inyecciones disponibles deben destinarse a segundas dosis dentro del marco de tiempo prescrito de tres o cuatro semanas. Cuando hay escasez, hay menos inyecciones para las primeras dosis de la vacuna.
Ese es ciertamente el caso en Los Ángeles, donde Simon indicó el viernes que cree que “la mayor parte del suministro de la próxima semana se destinará a segundas dosis”.
“Se ofrecerán algunas primeras inyecciones, pero queremos ser muy cuidadosos porque, desafortunadamente, no podemos predecir la cadena de abastecimiento incluso con varias semanas de anticipación”, agregó.
Simon reconoció que existe tensión “entre querer vacunar a la mayor cantidad de personas con la primera dosis [y] tratar de asegurarse de que todos los inoculados reciban la secuencia completa de dos dosis”.
Añadió: “Los ensayos de vacunas se realizaron con ese régimen de dos dosis en mente. Estamos seguros que funciona. No sabemos exactamente qué nivel de protección se obtiene si hay un retraso en esa segunda inyección”.
Otro factor es que los criterios sobre quién y cuándo puede vacunarse ha sido algo fluido.
Si bien el estado originalmente centró sus esfuerzos en el personal de atención médica y en los trabajadores y residentes de centros de vida a largo plazo, como hogares de ancianos, el gobernador Gavin Newsom anunció la semana pasada que las personas de 65 años o más podrían recibir la vacuna contra el COVID-19, lo que aumenta la cantidad de californianos elegibles, pero provocando confusión, ya que algunos condados se mantuvieron a raya ante la escasez del suministro.
Ha sido difícil conseguir datos sobre cuántas vacunas se han administrado y las cifras a menudo se retrasan. Según el Departamento de Salud Pública de California, los proveedores informaron que habían administrado casi 1.6 millones de dosis en todo el estado hasta el martes.
Hay un optimismo cauteloso de que California finalmente está haciendo retroceder el aumento del coronavirus que ha devastado a la entidad durante meses. El número de contagios diarios y hospitalizaciones por COVID-19 ha disminuido notablemente, aunque sigue siendo mucho más alto que antes de la tercera ola de la pandemia, a principios de noviembre.
Sin embargo, el indicador final de propagación, el número de muertes, sigue siendo alto. California rompió su récord de decesos en un solo día por COVID-19 el jueves, con 735.
Aunque algunos índices de la pandemia parecen ir en la dirección correcta, los funcionarios advierten que el progreso es precario.
“A pesar de estas tendencias prometedoras, quiero enfatizar que el número de casos, hospitalizaciones y muertes sigue siendo demasiado alto”, informó Simon. “Entonces, si bien hay motivos para tener esperanzas, todos debemos estar atentos”.
Los protocolos de prevención, como usar cubrebocas en público, lavarse las manos con regularidad y evitar reuniones con personas fuera del domicilio, siguen siendo vitales a medida que aumentan los esfuerzos de vacunación, dicen los funcionarios y expertos.
Pero cada nueva dosis, señaló Garcetti, significa “un poco más de sol cada día, hasta que finalmente, las nubes se hayan disipado”.
“Cada vacuna que distribuimos aquí, y en sitios en toda nuestra ciudad y condado, es el comienzo del fin de este año terrible que hemos estado viviendo”, señaló. “Es la esperanza de los próximos días. Es una cura para una economía resucitada, para que Los Ángeles esté restaurado, los niños regresen a la escuela, los seres queridos se encuentren cercanos, cada dosis es una inyección de esperanza en el futuro”.