Santo Domingo, RD
Desde el 16 de agosto, hace dos meses y medio, en el ensanche Isabelita, en Santo Domingo Este, no se sabe dónde están los restos de Liz María, una niña de nueve años que “nunca fue muy apegada a nadie”, según su madre.
Los padres, Licelot García y Enmanuel Sánchez, aún se preguntan cómo un amigo tan cercano a la familia como Stalin Francisco Santos (el Panadero) pudo haber cometido un crimen contra su pequeña hija. No saben qué hizo con Liz María, pero no están convencidos de sus confesiones.
Cuando se le preguntó a Licelot si había dejado de buscar a su hija, respondió: “Nosotros nunca la hemos parado de buscar a donde quiera que nosotros pasamos que hay un hoyo, un río, nos paramos”.
En cuanto al padre, Enmanuel, dice que ahora mismo no se encuentra bien. Le molesta y entristece no tener respuesta, y camina por la calle sin prestar atención a lo que está sucediendo a su alrededor.
Los padres están preocupados por dónde está Liz María, porque dicen que si tuviesen el cuerpo, por lo menos la hubieran sepultado y resignado de que la pequeña ya no estaba con ellos, pero ahora se sienten en una incertidumbre.
“El día a día de nosotros es muy difícil porque no sabemos nada”, explicó Licelot al equipo de periodistas de Listín Diario.
Dijo que al principio del caso las autoridades habían hecho “mucha bulla y mucho alboroto”, pero que a medida de que fueron pasando los días se han olvidado de ella y de todo el apoyo que se le fue ofrecido.
Mencionó entre las personas a la ministra de la Mujer, Mayra Jiménez, que les hizo una visita en los primeros días y les ofreció su apoyo, pero Licelot aseguró que eso nunca llegó.
Otra promesa la hizo el director de la Policía, Edward Ramón Sánchez González, quien los recibió en su despacho y prometió que resolverían el caso, pero luego suspendió la búsqueda 10 días después de la confesión de “el Panadero”.
“El jefe de la Policía, mandó a buscar a los padres de una niña que está desaparecida, y han pasado tres meses y aun no ha dado respuesta, en un país tan pequeño, realmente yo no entiendo lo que está pasando”, dijo Licelot.
Cuando desapareció
El día de la desaparición, el 16 de agosto a las cinco de la madrugada, Enmanuel Sánchez, el papá de Liz María, antes de que saliera el sol dejó a sus tres hijos y a su esposa durmiendo y se fue a su pueblo natal, Monte Plata.
La segunda en levantarse esa mañana fue Liz María. Solo con ropa interior puesta va hasta la habitación más oscura, donde duermen sus padres, y se acerca a su mamá, que estaba rendida en la cama luego de haber trabajado hasta las tres de la mañana.
Liz María se le acercó y le dijo que se iba a dormir y Licelot sintió cómo su hija se subió en su cama y se durmió a su lado. Pero Liz María no hizo tal cosa, sino que fue al baño y tomó una ducha, se cambió y se puso unas chancletas de sus padres el doble del tamaño de sus piecitos.
El vecindario estaba despierto y afuera ya había algunos vecinos conversando y caminando. Uno de ellos vio a Liz María caminando con sus grandes chancletas y le preguntó hacia dónde iba, la niña no le hizo caso y siguió su camino.
Dobló en una esquina y cruzó frente a una mujer y un hombre que conversaban. Dio una última mirada hacia atrás y cuando faltaban exactamente dos minutos para las nueve de la mañana, una cámara captó cómo entraba a un callejón oscuro que lleva hacía la casa de “el Panadero”.
A las 11:23 “el Panadero” salió en su motor y en la canasta donde usualmente llevaba pan, salió con un saco. Comenzó a hacer un recorrido del que solo tiene constancia la Policía, ya que aun no se han revelado los videos.
Salió del Isabelita, pasó por Los Mameyes, se acercó a Los Tres Ojos, bajó a Las Américas y de ahí fue para el kilómetro 14, donde supuestamente tomó el saco y lo arrojó al mar, en aquel saco estaban los restos de Liz María.
A las 12:00 del día Licelot salió de su casa a almorzar mientras sus otros dos hijos fueron a comer donde su mamá. En ese momento llegó Enmanuel y le preguntó a su esposa si sus hijos comieron, ella le contesta que sí, pero que no sabía si Liz María lo había hecho.
Cuando Licelot terminó con la clienta llamó a su esposo él le dijo que la niña no estaba en casa de su amiguita, es aquí cuando Licelot se comienza a preocupar por su hija.
Se montó en su motocicleta y salió a buscar a la niña. Preguntó por ella a los amiguitos de su hija que andan por la calle, a los vecinos y buscó entre los callejones pero no la encontró.
Cuando llegó a casa Licelot le dijo a su esposo que Liz María no aparecía y tenían que ir al destacamento. “El Panadero” en ese momento estaba en la casa.
Los tres decidieron dar una última vuelta, “el Panadero” y Licelot fueron juntos y Enmanuel dio una vuelta en su motor, y en el camino se encontró con el hijo del ahora acusado de la desaparición de la menor, y le pregunta si Liz María estuvo en su casa hoy, a lo que el niño responde que sí.
Sepa más
El panadero
Más o menos al mismo tiempo en que eso ocurría, “el Panadero” se excusaba con Licelot y le dijo que tenían que volver a su casa.
Cuando “el Panadero” llegó, encontró dentro a sus vecinos, todos estaban molestos y exigían una respuesta de dónde estaba Liz María. “El Panadero” se puso nervioso y comenzó a gritar que llamaran a la policía.
Los vecinos se enteraron de que “El Panadero” era un sospechoso, porque un amiguito de Liz María confesó que ella le había dicho que el panadero le prometió regalarle un celular y por eso lo iba a visitar. Esto “se regó” en el barrio y unos cuantos decidieron ir a exigir respuestas.
El lunes 17 de agosto “el Panadero” confesó ante las autoridades que había matado a Liz María y arrojado el saco con sus restos al mar.
El 20 de agosto la Oficina Judicial de Servicios de Atención Permanente de Santo Domingo impuso a “el Panadero” 18 meses de prisión preventiva.