El enfrentamiento del domingo 21 de marzo, de la Fuerza Armada contra las FARC-Gentil Duarte, ha dejado incidentes: la muerte de cinco personas, una de ellas sin identificar, gran movilización de tropa y material bélico a la frontera, el desplazamiento de familias completas hacia el vecino país, la presencia del FAES, además de dos ataques de la guerrilla contra puntos de control sin muertos ni heridos. Pero también significa dos comunicados del Ministro de la Defensa y la destitución del comandante de la 92 Brigada Caribe, general de brigada Carlos José Rojas Abreu. Lo sustituyó el GB Tito Armando Gómez Ávila.
Siguen los desplazamientos de personas desde territorio venezolano hacia el departamento del Arauca colombiano, incluso la noche del domingo y del lunes, habitantes del municipio Páez reportaron el ruido de ráfagas y bombardeos, con la consecuencia de más gente abandonando sus viviendas y cruzando el río para el vecino país.
Nadie sabe aún por qué los funcionarios de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) no devolvieron a su casa a los cuatro miembros de la familia Ramírez Remolina, como sí hicieron con todas las demás familias. Sus amigos y lo que quedó de parentesco desconocen la razón y ni siquiera tienen la sospecha. Vecinos los describen como personas comunes, trabajadoras.
Lo más claro que hasta ahora existe en torno a ese caso es que no murieron en ningún enfrentamiento. Por lo menos, no esos cuatro, a quienes sacaron de su casa en La Victoria. Lo que pasó desde ese momento hasta que sus cuerpos aparecieron regados en el suelo, a 20 minutos de La Victoria, es un misterio.
Ehiner y Jefferson Uriel, eran muy jóvenes, apenas rondando los 20. Emilio Ramírez y su esposa Luzdey Remolina estaban por los 40. A diferencia de la quinta persona muerta, de quien ni el nombre se conoce, a los Ramírez Remolina sí les ha salido dolientes.
El cadáver de una de las víctimas
Ante el Cuerpo de Investigaciones Científicas Penas y Criminalísticas (Cicpc) de Guasdualito, capital del municipio Páez de Apure, declararon dos de esos familiares: por Ehiner Anzola y Emilio Ramírez, declaró su hermana Ludys Anzola Villamizar, quien vive en San Cristóbal. Por su sobrino Jefferson Uriel Remolina Ramírez y su cuñada Luzdey Remolina, lo hizo una sobrina de la mujer fallecida.
Anzola Villamizar fue la encargada de reclamar y retirar los cadáveres, que fueron entregados días después de que ocurrieron los hechos. Y en Arauquita, del lado colombiano de la frontera, hubo un sentido homenaje. Entre lágrimas, pancartas, flores y oraciones, gran parte del pueblo pidió justicia para que esas muertes no quedaran impunes.
Aunque los funcionarios policiales del CICPC indagaron e insistieron para saber la relación con la guerrilla colombiana, no hubo indicio alguno que pertenecían a un grupo irregular.
Sus amigos y conocidos describen a Luzdey Remolina, la mujer que apareció muerta con un arma de fuego cerca de su cuerpo, como ama de casa. “No puedo decir más nada de ella, se dedicaba a su casa y a su familia”.
La muerte de los cuatro miembros de la familia ocurrió el jueves 25 de marzo. Hay testimonios que revelan que los funcionarios de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES), junto con miembros de la Fuerza Armada, se llevaron al grupo familiar del barrio 5 de Julio de La Victoria con la excusa de hacerles unas preguntas.
Después los cadáveres aparecen tirados en el campo, a unos kilómetros de ahí, en el sector El Ripial. Ninguna persona de la zona da fe de haberlos visto alguna vez con la vestimenta ni las armas con la que aparecieron muertos.
El acto velatorio de los Ramírez Remolina
El adiós
Entre los familiares que llegaron a Arauquita, Colombia, para el velatorio, estuvo Ana Villamizar, madre de Ehiner Anzola Villamizar, el joven que estaba a punto de cumplir 19 años. Ella, como paciente oncológica, recibe tratamiento en Bogotá.
Entre el dolor por la muerte de sus seres queridos, los familiares debieron esperar en Guasdualito por la entrega de los cadáveres, hasta que por fin el domingo 28 les fueron entregados y de inmediato los pasaron para Arauquita, donde recibieron cristiana sepultura.
Los cuatro tenían doble nacionalidad, venezolana y colombiana. Y vivían en una casa de tres habitaciones, además del salón de recibo y la cocina, en el barrio 5 de Julio de La Victoria fue quemada, el carro y la moto, también.
Los hermanos, por parte de madre, Ehiner Anzola y Emilio Ramírez, así como Jefferson Uriel, sembraban productos agrícolas, especialmente plátano, yuca y maíz, en tierras que les prestaban, una modalidad que se usa mucho en lugares donde hay fincas o porciones de ellas que no están siendo trabajadas.
Raiza Isabel Remolina dijo que a su familia la asesinaron. “Fueron sacados mis familiares por el grupo de FAES, quienes estaban revisando todas las casas del sector, donde supuestamente estaban buscando guerrilleros. A mi primo le amarraron un pantalón”, dijo Raiza.
El jefe militar de los Caribes en Apure fue sustituido
El sobreviviente
El único miembro principal de la familia que quedó con vida es Edinson Emir Ramírez Remolina y no se encontraba en La Victoria cuando se llevan a los Ramírez Remolina.
El joven le contó al periodista Junior Parra que el domingo, 21 de marzo, llegaron a la zona autoridades, carros, “gente que no era del pueblo”, Fuerzas de Acciones Especiales, el CONAS, la DGCIM. “Nunca se veía eso”.
Según el único sobreviviente directo de esa familia narra, los cuerpos policiales y militares empezaron ingresando por las veredas El Ripial, Capilla, Santa Rosa, Santa Rita. En el pueblo de La Victoria “se escuchaba plomo, bombardeos”. Desde ese día él decide irse con su pareja a Arauquita, pero sus padres se negaron. “No quisieron, (dijeron) que esa era la choza de ellos, que no se metían con nadie”.
El 24 de marzo Edinson Emir recuerda que estuvo en el almacén, donde trabaja en La Victoria, hasta las 2 de la tarde y se va a pernoctar en Arauquita. Al otro día, madrugó y pasó hacia el lado venezolano.
El día fatídico para la familia Ramírez fue el 25 de marzo. “Fui a la casa a hacer mi el aseo. Vi a mis padres, los saludé y les pregunté por mis hermanos y me dijeron que estaban dormidos”.
“Me refugié en la casa de un amigo”. Cuando todo pasa, narra que va a casa de sus padres, a tres cuadras de ahí, pero encuentra todo cerrado. “Me asomo por la ventana y veo todo desordenado. El televisor de la sala lo voltearon y lo partieron”. Relata que las bombonas de gas, los vehículos y las motos no estaban.
Llegó a pensar que como los funcionarios se llevaban a la gente y la regresaban después, no debía preocuparse. “Me vine para Arauquita pensando que en la noche me devolvían a mis padres”.
Desmiente al alcalde José Romero alias Chema, a quien oyó en un video que circuló. “Él dice que a mis padres no los sacaron de la casa, que ellos viven en El Ripial y que mi papá tiene una finca allá donde se hospeda la guerrilla”. Edinson Emir enfatiza que sus padres “no eran ningunos guerrilleros, era gente campesina”.