25 de diciembre de 2025

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La presión de EE.UU. sobre el petróleo venezolano tiene en Cuba una primera víctima

Cuba
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LA HABANA.- Washington ahoga a Caracas y es La Habana quien se queda sin resuello. La presión de EE.UU. sobre la «flota fantasma» venezolana perjudica sobremanera a Cuba que ahora, en lo peor de su crisis sistémica, ve además cómo se desploman los envíos de crudo de su aliado bolivariano.

La situación en el Caribe y su posible escalada tiene todos los ingredientes para agravar la ya crítica situación económica y energética de la isla, algo que con seguridad contempla desde el primer momento el secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, a juicio de expertos consultados por EFE.

«Lo mas probable es que con las recientes medidas en el Caribe esas entregas (de petroleo de Venezuela a Cuba) caigan», afirma el economista y politólogo cubano Arturo López-Levy.

«Las consecuencias para Cuba serían desastrosas», afirma por su parte el economista cubano Ricardo Torres, autor de la publicación especializada Cuba Economic Review (Resumen económico de Cuba).

Dependencia energética

Todo empezó en 2000, con el Convenio Integral de Cooperación Cuba-Venezuela, que ratificó la complicidad bilateral y el acuerdo para que Caracas pagase servicios profesionales de La Habana (principalmente médicos y profesores, pero también expertos en seguridad y defensa) con crudo.

Venezuela se convirtió en el principal proveedor energético de Cuba, ocupando el papel de sostén económico externo (por motivos geopolíticos) que tuvo la URSS en la Guerra Fría.

El volumen de los envíos venezolanos varió con los años. Los datos oficiales no son públicos, pero los especialistas coinciden en que en los últimos diez años descendieron por la caída de la producción y las sanciones estadounidenses.

Y en ese contexto, cuando además Cuba sufría su quinto año de grave crisis -con escasez de básicos, elevada inflación con decrecimiento, incesantes apagones, colapso productivo, deterioro de los servicios públicos y migración masiva- el presidente de EE.UU., Donald Trump fijó sus ojos en Venezuela.

Vuelta de tuerca

El cerco naval de EE.UU. a la «flota fantasma» venezolana ha sido una nueva vuelta de tuerca para Cuba, algo que no es casual a juicio de López-Levy.

«La ofensiva de Trump contra Venezuela, en callado, quiere derrocar al Gobierno de Cuba, con la misma prioridad o más» que acabar con el presidente venezolano, Nicolás Maduro, dice. Para Rubio, agrega, todo es «un único problema», el «castro-chavismo».

Las estimaciones independientes apuntan a que Cuba precisó este año entre 110.000 y 120.000 barriles de petróleo diarios. De esos, unos 40.000 son producción nacional; el resto han de buscarse fuera.

Venezuela, que llegó a aportar 100.000 barriles diarios, envió este año un promedio de 27.000, según el servicio especializado de la agencia económica Reuters.

Para achicar esa brecha de hasta 50.000 barriles diarios (que en Cuba se traduce actualmente en apagones de 20 horas diarias, industrias paralizadas y colas en las gasolineras) han surgido algunos apoyos, pero insuficientes. La Habana no tiene divisas para comprar en el mercado esa diferencia.

Moscú ha enviado unos 6.000 barriles al día este 2025, según el experto cubano Jorge Piñón, del Instituto de Energía de la Universidad de Texas (EE.UU.), quien este miércoles avanzó a EFE la llegada a la isla de un nuevo petrolero ruso con 330.000 barriles.

Torres apunta que Rusia es el «único país que podría ser una alternativa real a Venezuela», pero estima que entre la guerra en Ucrania, sus problemas económicos y la persecución de su propia «flota fantasma» no está en condiciones de asumir ese rol.

Luego está México, que el año pasado envió unos 23.000 barriles diarios a la isla, pero este año apenas unos 2.500, según datos de la petrolera estatal Pemex.

Torres habla aquí de la necesidad mexicana de «cuidar la relación» con EE.UU., destino del 85 % de sus exportaciones. López-Levy cree que la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, está dispuesta incluso a «sacrificios políticos» por Cuba, pero considera que «está cerca del limite de lo que puede hacer».

¿Y China?

En este contexto, prosigue López-Levy, «la pregunta es quién financiaría compras en otros mercados, y quién se atrevería a vender y transportar el combustible en las actuales condiciones de acoso estadounidense».

En su opinión, China podría jugar un papel «clave», otorgando créditos a Cuba o a sus potenciales suministradores (en dólares o en yuanes). «Es una decisión geopolítica, no ideológica», apostilla.

López-Levy recomienda «no subestimar la capacidad de resistencia y resiliencia del sistema cubano, incluso en las condiciones más difíciles», pese al contexto de «brutal» crisis económica, energética, alimentaria y de «confianza» en Cuba.

Sin embargo, distingue entre la supervivencia coyuntural de Cuba bajo el actual «asedio» de EE.UU. a su socio venezolano y la crisis estructural que sufre el país, algo a su juicio sin «perspectiva de solución».