El vicefiscal general del Ministerio Público brasileño, Lucas Furtado, pidió al Tribunal de Cuentas de la Unión (TCU) apartar al presidente del país, Jair Bolsonaro, de las funciones administrativas y jerárquicas de los ministerios de Sanidad, Economía y de la Casa Civil y evitar así su intervención en la gestión de la crisis del coronavirus.
Furtado pidió apartar así a Bolsonaro y a otros cargos “que se identifiquen como responsables de la inercia y omisión de la ejecución de las políticas públicas de salud en el combate de la pandemia de COVID-19”, informó este sábado el portal brasileño G1.
El argumento es que si no se atiende adecuadamente a la población durante la pandemia habrá repercusiones para la recaudación del erario público.
“No se puede discutir que toda la estructura federal de atención a la salud, con recursos financieros, patrimoniales y humanos, tendrá un perjuicio incuestionable para el erario si no cumple con su función de atender a la población en el momento de mayor y más flagrante necesidad”, argumentó Furtado. “Es inaceptable que toda esa estructura se mantenga inerte por disputas y caprichos políticos ante el sufrimiento de la población ante factores previsibles y evitables”, añadió.
La petición se ampara en el Artículo 44 de la Ley Orgánica del TCU, que establece que se puede dictar la suspensión provisional de un responsable “si existen indicios suficientes de que en ejercicio de sus funciones pueda retrasar o dificultar la realización de auditoría o inspección, causar nuevos daños al erario o imposibilitar su resarcimiento”.
Asimismo, Furtado pidió al TCU que reconozca “la legitimidad, la competencia administrativa y la autoridad” del vicepresidente, Hamilton Mourao, para nombrar a autoridades que gestionen estos ministerios.
El vicepresidente de Brasil, Hamilton Mourao, junto a Bolsonaro en Brasilia el 12 de enero de 2021 (REUTERS/Adriano Machado)
Con casi 12 millones de casos y más de 290.000 muertes acumuladas, Brasil es el segundo país con más infectados y fallecidos asociados al covid-19, solo superado por Estados Unidos, aunque recientemente se ha situado como la nación con peores estadísticas diarias de la pandemia.
La campaña de vacunación empezó a mediados de enero, pero marcha a cuentagotas y apenas han recibido la primera dosis un 5,5 por ciento de los 212 millones de brasileños, y la segunda apenas un 2 por ciento.