El «incidente» de electricidad que ha tenido lugar este domingo en la planta de enriquecimiento de uranio de Natanz es resultado de un «acto de terrorismo», ha afirmado el jefe de la Organización de Energía Atómica del país, Alí Akbar Salehí.
En un comentario citado por la agencia IRIB, el alto funcionario afirmó: «La acción tomada contra la planta de enriquecimiento de Natanz muestra el fracaso de los opositores al progreso industrial y político del país para evitar el desarrollo significativo de la industria nuclear […] así como negociaciones exitosas sobre el levantamiento de sanciones opresivas».
Al mismo tiempo, Salehí indicó que Teherán «condena esta despreciable acción, enfatiza la necesidad de que la comunidad internacional y la Agencia Internacional de Energía Atómica se ocupen del terrorismo nuclear y se reserva el derecho de tomar medidas contra los perpetradores».
El «incidente», cuyos detalles todavía no se han hecho públicos, ha ocurrido en las primeras horas de esta jornada, y según las autoridades iraníes no provocó víctimas humanas ni contaminación ambiental.
Horas antes, la nación persa puso en marcha nuevas centrifugadoras en dicha planta. Se pusieron en marcha 164 máquinas del modelo IR-6 y 30 del IR-5. Asimismo, se iniciaron pruebas mecánicas de las centrífugas IR-9 y se anunciaron 133 logros y avances nacionales en la industria atómica.
Por su parte, el diario The Times of Israel alega, refiriéndose a una fuente en una de las inteligencias de Occidente, que detrás de lo sucedido está el servicio de inteligencia israelí, el Mossad. El medio afirma que el «incidente» consistió en un corte de energía en la planta, lo que provocó una «interrupción significativa en el enriquecimiento de uranio en el sitio».