
Aunque el verano aún no ha terminado, los pronósticos a largo plazo ya ofrecen un adelanto de lo que depara el invierno para Nueva York y buena parte del país. Según el Old Farmer’s Almanac, una de las publicaciones meteorológicas más consultadas en Estados Unidos, la “Gran Manzana” podría enfrentar un invierno inusualmente cálido y seco, con menos nevadas de lo normal.
El año pasado, la ciudad acumuló más de 15 pulgadas de nieve, cifra que trajo consigo varias jornadas de complicaciones en el tránsito y retrasos en aeropuertos. Sin embargo, para la temporada 2025-26 se espera un escenario diferente: menos tormentas, menos acumulación en las calles y condiciones más favorables para los desplazamientos.
¿Cuándo nevará en Nueva York?
Aunque se anticipa un invierno menos blanco, las nevadas no desaparecerán del todo. El Almanaque señala que los periodos más probables para que la nieve llegue a la ciudad se concentrarán en 3 momentos específicos:
* Finales de diciembre
* Principios de enero
* Finales de febrero
Esto significa que las festividades podrían estar acompañadas de algunos episodios de nieve, ofreciendo a los neoyorkinos la clásica postal invernal en lugares icónicos como Central Park o la Quinta Avenida. No obstante, la intensidad y la duración de estas nevadas serían mucho menores en comparación con años anteriores.
Temperaturas por encima del promedio
El otro gran rasgo del invierno 2025-2026 será el aumento de las temperaturas. Se prevé que el termómetro se mantenga más alto de lo habitual, con menos días de frío intenso y una sensación general más templada.
Los días más fríos se concentrarán en 2 periodos concretos:
* A mediados y finales de diciembre
* A principios y finales de enero
Aunque no se descartan ráfagas gélidas, se espera que sean breves y menos frecuentes. En comparación, el invierno pasado la mínima llegó a los 10°F (-12°C), pero este año los episodios extremos podrían ser menos prolongados y más fáciles de sobrellevar.
Un invierno con menos nieve y temperaturas más suaves podría traer beneficios prácticos para los neoyorkinos. Las autoridades de transporte anticipan que la reducción de tormentas significará menos interrupciones en el metro, menos vuelos cancelados y un menor riesgo de cierres de escuelas.
En el plano económico, el descenso en los días de frío intenso también podría reducir los costos de calefacción en los hogares. Sin embargo, expertos advierten que los cambios bruscos de clima siguen siendo posibles y que la población debe mantenerse atenta a eventuales tormentas repentinas.
Cambio climático y patrones invernales
Si bien el Almanaque utiliza métodos tradicionales para sus predicciones, sus proyecciones coinciden con lo que muchos científicos han venido observando: los inviernos en la costa este de EE.UU. se están volviendo menos severos y más cortos.
Esto no significa que las tormentas de nieve sean cosa del pasado, sino que su frecuencia disminuye y suelen intercalarse con breves episodios de frío extremo. Para los expertos en clima, este patrón es un reflejo de los efectos del cambio climático en las estaciones del año.
A pesar de las proyecciones más benignas, las autoridades aconsejan a los residentes no bajar la guardia. Se recomienda revisar los sistemas de calefacción, contar con ropa de abrigo adecuada y mantener reservas básicas en casa en caso de que se produzcan tormentas aisladas.
En particular, los periodos de finales de diciembre y principios de enero son los que presentan mayor riesgo de nevadas, coincidiendo con las fiestas de fin de año, lo que podría generar algunos contratiempos en la movilidad y el transporte aéreo.
Un invierno atípico para Nueva York
En resumen, todo apunta a que la temporada invernal 2025-26 será más cálida, seca y con menos nieve que la registrada en años recientes. Aun así, los episodios de frío y las nevadas puntuales mantendrán viva la atmósfera típica del invierno neoyorquino, aunque en menor escala.
Para muchos residentes, esto puede representar un alivio frente a los inviernos duros de la última década. Menos acumulación de nieve, menor riesgo de caos en las calles y temperaturas más llevaderas podrían ofrecer un invierno más cómodo, sin renunciar a las postales nevadas que tanto atraen a turistas y locales.
Nueva York se prepara, entonces, para un invierno que promete ser más amable con la vida cotidiana, aunque sin dejar de lado la posibilidad de sorpresas climáticas propias de una ciudad donde cada temporada trae su propio carácter.