Subir de peso durante la Navidad parece casi una tradición inevitable. Comidas abundantes, dulces, bebidas y menos actividad física alimentan la sensación de que las fiestas dejan secuelas duraderas en la báscula. Sin embargo, la evidencia científica muestra que el impacto real suele ser mucho menor de lo que se cree.
Diversos estudios han analizado cuánto peso ganan realmente las personas durante el período navideño y los resultados son consistentes: el aumento promedio oscila entre 1 y 3 libras (0,4 a 1,2 kilos), y en la mayoría de los casos es temporal.
En el Reino Unido, se estima que una persona puede consumir hasta 6,000 calorías solo el día de Navidad, más del doble de la recomendación diaria para los hombres y casi el triple para las mujeres. Aun así, investigaciones de alta calidad indican que estos excesos no se traducen automáticamente en grandes aumentos de grasa corporal.
Un estudio estadounidense que siguió a casi 200 adultos durante las vacaciones de invierno encontró un aumento promedio de apenas 0,8 libras. Investigaciones similares en Suecia reportaron ganancias cercanas a 0,9 libras en adultos no obesos.
Un análisis más amplio, publicado en 2020 en la revista PLOS One, siguió a más de 3,500 personas desde finales de noviembre hasta enero y detectó un aumento promedio del 1.35 % del peso corporal, equivalente a unas 3 libras. Lo más relevante: el peso comenzó a descender nuevamente entre enero y marzo.
Los expertos explican que gran parte del peso que aparece en la báscula tras las fiestas no es grasa, sino retención de líquidos, reservas de carbohidratos y mayor contenido intestinal. Al retomar la rutina habitual de alimentación y actividad física, ese peso suele desaparecer por sí solo.
Factores como el sexo, edad y masa muscular son determinantes
El dietista británico Dr. Duane Mellor, citado en un articulo del dailymail, advierte que la vieja creencia de que cada 3,500 calorías extra se convierten automáticamente en una libra de peso es demasiado simplista. Factores como el sexo, la masa muscular, la edad, la actividad física, la genética y algunas condiciones médicas influyen en cómo cada persona responde a los excesos.
“Dos personas que coman lo mismo en Navidad pueden tener resultados completamente distintos en la balanza”, señala el especialista.
Por ello, los expertos recomiendan evitar dietas extremas o resoluciones drásticas de Año Nuevo. En su lugar, sugieren cambios pequeños y sostenibles, que ayuden a evitar que esas 1 a 3 libras navideñas se conviertan en un aumento permanente.
En resumen, la ciencia tranquiliza: disfrutar de la Navidad puede reflejarse en la báscula, pero para la mayoría de las personas, el efecto es modesto y reversible.