El informe anual de Human Rights Watch, difundido este miércoles en Ginebra, Suiza, sostiene que China vive la peor represión de los derechos humanos desde que el régimen aplastó brutalmente el movimiento democrático de Tiananmen, en 1989. Para la ONG, China vive bajo la presidencia de Xi Jinping “su periodo más oscuro” en al menos tres décadas.
El documento recuerda cómo en los últimos años un millón de uigures y miembros de otras minorías musulmanas han sido detenidos en la región china de Xinjiang, mientras prosigue el ataque a las libertades en Hong Kong y la represión en zonas como el Tíbet y Mongolia Interior.
“La buena noticia es que ha habido una reacción sin precedentes contra esa represión, con el surgimiento de coaliciones de gobiernos que se unieron para criticar a China”, comentó a la agencia EFE el director ejecutivo de HRW, Kenneth Roth.
Un policía chino toma su posición en la carretera cerca de lo que oficialmente se llama un centro de formación profesional en Yining en la Región Autónoma Uigur de Xinjiang, China, el 4 de septiembre de 2018 (REUTERS/Thomas Peter/Archivo)
Ejemplos de esta reacción han sido la condena a la represión de Xinjiang que 39 países, liderados por Alemania, expresaron en la última Asamblea General de la ONU, o el descenso en el número de países que apoyaron a China a la hora de conseguir un asiento en el Consejo de Derechos Humanos de la misma organización.
“Son buenas noticias, porque el Gobierno chino está preocupado por su reputación internacional, y es la forma de cambiar una China que es grande y poderosa pero necesita una buena imagen que ahora está perdiendo por la represión”, analizó Roth.
El informe también destaca los intentos de China por presionar a los países que denuncian sus prácticas, como Australia, que sufrió sanciones económicas por parte de Beijing en represalia por su apoyo a una investigación internacional del origen de la pandemia de COVID-19.
Xi Jinping llevó a China a su era más oscura, según HRW (Bloomberg)
“Beijing temía que la investigación mostrara que ocultó la transmisión entre humanos en diciembre de 2019 y enero de 2020, mientras millones de personas salían de Wuhan y el virus se globalizaba”, señaló Roth.
El mes pasado, la relatora especial de Naciones Unidas sobre la situación de los defensores de los Derechos Humanos, Mary Lawlor, denunció el “alarmante” asalto contra aquellos que despliegan su trabajo en Chinadespués de cinco años de una “campaña de represión” en la que siguen siendo “acusados, detenidos, desaparecidos y torturados”.
Lawlor hizo referencia en un comunicado a la llamada “represión 709”, que comenzó el 9 de julio de 2015 en el país asiático. Desde ese momento, “la profesión de abogado de Derechos Humanos ha sido efectivamente criminalizada en China” bajo pretextos de preocupaciones por la seguridad nacional.
Trabajadores caminan junto a la valla perimetral de uno de los campos de concentración para los uigures en Xinjiang (REUTERS/Thomas Peter/Archivo)
La experta hizo referencia en su escrito a la detención y desaparición forzosa del defensor de los Derechos Humanos y abogado Chang Weiping como ejemplo de los esfuerzos del régimen chino por silenciar a aquellos que hablan abiertamente sobre el deterioro de la situación de los Derechos Humanos en el país.
Chang desapareció forzosamente durante diez días en enero de 2020 en la ciudad de Baoji por sospecha de “subversión del poder del Estado”, y su licencia de abogado fue revocada. En octubre pasado, el defensor publicó un video en el que explicaba la tortura y los malos tratos que presuntamente habría recibido durante su detención.
Unos días más tarde de la publicación del material audiovisual, Chang fue detenido por agentes de seguridad y colocado de nuevo en “vigilancia residencial en un lugar designado” (RSDL, por sus siglas en inglés), donde ya fue retenido en enero. Permanece en paradero desconocido y ni se han presentado cargos contra él.