
Doctores descubrieron un fragmento de bala en el cuello de un niño de 10 años que se hizo viral en redes por relatar cómo su amigo se lanzó sobre él para protegerlo durante un tiroteo en la iglesia católica Anunciación, en Minneapolis, en el que murieron dos pequeños y otros resultaron heridos.
Weston Halsne, estudiante de quinto grado de la escuela católica Anunciación, asistía a misa el miércoles cuando se produjo el ataque. Contó que corrió debajo de un banco y se cubrió la cabeza mientras las balas atravesaban los vitrales, y aseguró que su amigo Víctor recibió un disparo mientras lo protegía.
“Creo que tengo pólvora en el cuello”, señaló después del tiroteo.
Pero más tarde médicos descubrieron que no solo era pólvora lo que había impactado el cuello de Halsne, sino también un fragmento de bala.
El papá de Weston, Grant Halsne, le dijo a NBC News, cadena hermana de Noticias Telemundo, que el fragmento estuvo a punto de alcanzar la arteria carótida del menor, pero no lo hizo, lo que un médico describió como un “milagro”.
“Si [el fragmento de bala] hubiera ido un poco más lejos habría muerto”, aseveró Grant Halsne.
La familia Halsne está esperando a que se confirme la fecha de la cirugía para extraer el fragmento, pero espera que sea a principios de la próxima semana. El fragmento se encuentra en una zona muy sensible, pero se espera que Weston se recupere por completo, añadió su padre.
Grant Halsne precisó que el tiroteo ha dejado a su hijo asustado y sin ganas de estar solo.
“Le dan miedo los ruidos fuertes”, contó el padre. “El niño que estaba a su izquierda murió”.
El miércoles, poco antes de las 8:30 a.m., Robin Westman, de 23 años, disparó un rifle a través de las ventanas laterales de la iglesia de la Escuela Católica Anunciación, apuntando a los niños sentados en los bancos.
Weston recordó haber pensado: “¿Qué es eso?”, cuando escuchó el primer disparo. Cuando lo escuchó de nuevo, corrió debajo del banco.
El estudiante había practicado qué hacer en caso de un tiroteo, pero nunca en la iglesia, aseveró.
“Estaba a dos asientos de distancia de las ventanas de vitral”, afirmó Weston. “Así que los disparos impactaron justo a mi lado”.
Westman fue encontrada muerta en la parte trasera de la iglesia con una aparente herida de bala autoinfligida, de acuerdo con órdenes de registro. La encontraron vestida con ropa “táctica” negra y las autoridades hallaron aproximadamente 120 casquillos de tres armas diferentes que había utilizado, explicó el jefe de policía de Minneapolis, Brian O’Hara.
La investigación sobre el tiroteo sigue en curso.