El autor del atentado de Niza, Brahim Issaoui, vivía en el seno de una familia modesta en Sfax, en el centro de Túnez, y había llegado a Francia el día anterior. Así lo confirmaron sus familiares, que lo describieron como un joven que se volcó plenamente hacia la religión hace dos años.
“Decía que Dios lo iba a orientar hacia el buen camino”
“No es normal”, dijo su hermano Yasin, quien aseguró que está luchando para comprender cómo Brahim Issaoui, de apenas 21 años, podría haber llegado a esto.
“Desde que abandonó la escuela trabajó en la reparación de motocicletas”, explicó su madre entre llantos, mientras sostenía en las manos la foto de su hijo en una sudadera con capucha blanca.
Nacido en una familia numerosa -sus padres tuvieron ocho hijas y tres hijos- vivía con sus padres en una casa sencilla sin revestimiento, en una calle escarpada de un barrio popular cerca de una zona industrial en las afueras de Sfax.
Después de haber ahorrado dinero, lanzó una pequeña gasolinera informal, como existen en muchas localidades de Túnez, donde la mayor parte de la actividad económica se realiza al margen del sistema oficial.
“Le dije que alquilara una pequeña tienda con 1.100 a 1.200 dinares (unos 470 dólares) para poder trabajar (…)”, explicó a un corresponsal de la AFP su madre, que no quiso dar su nombre.
Según sus allegados, el joven se había volcado hacia la religión y aislado socialmente en los últimos años. “Hace unos dos años y medio que reza. Iba del trabajo a casa, no salía y no se mezclaba con los demás”, explicó la madre.
Antes “bebía alcohol y consumía drogas. Yo le decía: ¿Somos pobres y tú desperdicias dinero?. Y me respondía: Dios me va a orientar hacia el buen camino”, señaló su madre.
Recién llegado a Francia
El joven ya había intentado, en vano, la peligrosa travesía del Mediterráneo hacia Italia. Pero esta vez no advirtió a sus allegados de la nueva tentativa, según su hermano.
Foto de archivo de Brahim Issaoui (ANSA)
La familia, incrédula, no comprende cómo habría podido perpetrar el ataque en el sur de Francia menos de un mes y medio después de su llegada a Europa.
La justicia francesa investiga a Brahim como el hombre que mató con un cuchillo a tres personas el jueves en una iglesia en Niza, en el sureste de Francia, y fue gravemente herido y hospitalizado.
Brahim llamó a su familia el miércoles por la noche anunciando que acababa de llegar a Francia.
“Dijo que iba a Francia porque para el trabajo es mejor y en Italia hay demasiada gente”, cuenta Yasin. “No ha pasado ni un mes y medio” desde que realizó la travesía, llegando primero a Italia, donde trabajó en la recolección de las aceitunas, explica.
Túnez condenó enérgicamente el atentado e inició una investigación.
“Brahim Aouissaoui, nacido en 1999, no fue identificado como terrorista por las autoridades tunecinas”, informó el viernes a la AFP Mohsen Dali, fiscal general adjunto del tribunal de primera instancia de Túnez. “Abandonó el país clandestinamente el 14 de septiembre y tiene antecedentes penales de violencia y drogas”, añadió.
El sacristán Vincent Loques y la brasileña Simone Barreto Silva, dos de las víctimas del ataque en Niza
Las salidas de Túnez a Italia se han acelerado considerablemente en los últimos meses debido al efecto combinado de la pandemia, que ha hecho estallar el desempleo en un país que ya tiene dificultades para responder a las expectativas sociales de su población, con el de la crisis política que tiene lugar en el país.
El número de tunecinos que emigraban clandestinamente a Italia alcanzó un récord después de la revolución de 2011, con más de 20.000 llegadas. A partir de entonces, se redujo drásticamente, pero ha vuelto a aumentar desde 2017.