El exmandatario boliviano Evo Morales afirmó este lunes que el jefe de Estado argentino, Javier Milei, supuestamente le pidió al presidente electo de Bolivia, Rodrigo Paz, “deshacerse” de él, al considerarlo un “peligro” para América Latina.
“Hermanos de Argentina me informan que el presidente Javier Milei le pidió a su homólogo de Bolivia, Rodrigo Paz, ‘deshacerse’ de Evo, porque dice que soy un peligro para la América Latina digna y soberana. No nos sorprende ese pacto para acabar con mi vida”, escribió Morales (2006-2019) en su cuenta de X.
El líder opositor boliviano también recordó que la ministra argentina de Seguridad, Patricia Bullrich, ordenó en 2019, cuando ocupaba “el mismo cargo en la Administración de Mauricio Macri (2015-2019)”, el envío de “armas y municiones” a Bolivia durante el Gobierno interino de Jeanine Áñez (2019-2020).
Morales dijo que dicho armamento sirvió para “reprimir a los bolivianos” en las llamadas masacres de Sacaba (centro) y del barrio de Senkata, en El Alto, donde murieron una veintena de civiles en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad durante la crisis política de 2019.
El exgobernante de Bolivia renunció a la Presidencia en 2019 al denunciar un «golpe de Estado» en su contra y en medio de las protestas sociales por un fraude electoral a su favor para acceder a un cuarto mandato consecutivo en los frustrados comicios de ese año.
Milei es uno de los mandatarios invitados a la investidura de Paz, que se efectuará el próximo 8 de noviembre en La Paz, que pondrá fin a casi veinte años de gobiernos del izquierdista Movimiento al Socialismo (MAS) y en medio de una adversa situación económica marcada por la escasez de combustibles y la falta de dólares.
Paz viajó la semana pasada a Estados Unidos para reunirse con altos funcionarios de la Administración de Donald Trump y con los principales ejecutivos de organismos multilaterales, con el fin de gestionar respuestas a la crisis económica boliviana.
En el viaje, el mandatario electo también marcó distancia de los gobiernos de Cuba, Nicaragua y Venezuela, hasta hace poco aliados de Bolivia, a los que no invitó a su juramentación, lo que derivó en que el país andino fuera suspendido de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA).
Por su parte, Morales lleva un año “confinado” en el Trópico de Cochabamba (centro), su principal bastión político y sindical, y bajo el resguardo de cientos de sus seguidores, para evitar que se ejecute una orden de captura por un caso de presunta trata agravada de personas.
El pasado 21 de octubre, la Fiscalía de Tarija (sur) presentó una acusación formal contra Morales por la presunta relación que mantuvo en 2016 con una menor de edad, cuando era presidente de Bolivia, y con la que supuestamente tuvo un hijo.
Consultado varias veces sobre este tema, Paz señaló que haría cumplir la ley y las determinaciones de la Justicia en el caso que involucra al expresidente.
Hace unos días, Morales recordó que se cumplió un año del “ataque” a tiros que sufrió cuando se dirigía a conducir su programa en la radio cocalera Kawsachun Coca, por el que responsabilizó al Gobierno de Luis Arce, sin que hasta ahora se haya abierto una investigación sobre ese hecho.
En ese momento, el Ejecutivo de Arce acusó a Morales de haber disparado contra los policías que estaban en dos vehículos durante un operativo antidroga de rutina y denunció además que sus seguidores quemaron ambos automóviles luego de sacarlos a la fuerza de una unidad militar.