Entre acusaciones de acoso sexual, uso de prostitutas y mala gestión de denuncias dentro del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), la organización que lidera Pedro Sánchez atraviesa una de sus crisis más sensibles: la pérdida de confianza de las mujeres, un sector que históricamente ha sido clave en su victoria electoral.
Todo comenzó con unas grabaciones divulgadas en junio, en las que el exministro de Transportes José Luis Ábalos y su asistente Koldo García comentaban de manera vulgar sobre prostitutas:
—“A ti te gusta más Ariatna.”
—“No sé, la Carlota se enrolla que te cagas.”
El audio, más allá de las investigaciones judiciales por corrupción que pesan sobre ambos, derrumbó uno de los pilares discursivos del PSOE: su defensa del feminismo. En reacción, el partido prohibió a sus miembros recurrir a servicios de prostitución, pese a que esta práctica no está formalmente prohibida en España.
Pocos días después, otro golpe se sumó en La Moncloa. Francisco Salazar, colaborador cercano del presidente, fue apartado por “conductas impropias de carácter sexual”. El caso volvió a estallar recientemente cuando las denunciantes afirmaron que el PSOE no las contactó durante meses pese a la gravedad de los hechos. Según sus testimonios, Salazar salía del baño sin subirse la bragueta hasta acercarse a mujeres. La portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, calificó las actitudes de “vomitivas”, aunque quedó también bajo críticas por haber compartido una comida con Salazar tras su salida del cargo.
A estos hechos se han sumado nuevos escándalos en el ámbito regional, con denuncias por acoso contra dirigentes socialistas en Málaga y Lugo, además de la dimisión repentina, el jueves por la noche, de un senador del partido por “motivos personales”.
“Lo que estamos viviendo marca un antes y un después. Faltar el respeto a las mujeres y sostener comportamientos machistas es incompatible con ser socialista”, declaró este viernes Rebeca Torró, secretaria de Organización del PSOE.
En el Congreso, Sánchez defendió la actuación del partido:
“El feminismo nos da lecciones a todos, a mí el primero. Asumimos los errores cuando se cometen y actuamos en consecuencia”.
Sin embargo, desde sectores conservadores la respuesta ha sido demoledora. La columnista Isabel San Sebastián escribió en el diario ABC: “Pedro ‘el Guapo’ se rodea de féminas sumisas que cumplen su voluntad, pero otorga su confianza a gañanes como Ábalos, Cerdán o Salazar”.
El problema amenaza con golpear duramente al PSOE, cuyo éxito electoral depende en gran medida del voto femenino. En las elecciones generales de julio de 2023, el 56% de su electorado fueron mujeres, según el CIS.
“El PSOE siempre ha tenido una ventaja cercana a diez puntos sobre el Partido Popular en el voto de mujeres, y eso está cambiando”, explicó a AFP Elena Valenciano, exnúmero dos del PSOE y presidenta de Fundación Mujeres, una de las organizaciones feministas más influyentes del país.
Para recuperar ese apoyo, el partido intentó en octubre dar un giro anunciando su intención de blindar el derecho al aborto en la Constitución, una reforma políticamente inviable sin mayoría cualificada.
Pero la desconfianza parece asentarse.
“Es una crisis que no se va a cerrar”, advirtió la analista política Lucía Méndez, del diario El Mundo.
“Pedro Sánchez llegó al poder prometiendo combatir la corrupción y defender el feminismo. Y en ambas cosas le ha ido mal.”
Según Méndez, el desgaste podría ser profundo: “Perder tres puntos de intención de voto es una cosa; perder la reputación política es más grave”.
Valenciano resume el clima actual entre organizaciones feministas:
“Casi todos los avances en derechos de las mujeres en España se lograron con una alianza entre el feminismo y el PSOE. Pero hoy… ya no lo vemos como un aliado. Al menos no hasta que cambie.”