22 de noviembre de 2024

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El sangriento ascenso y caída de Greg Scarpa, el sicario de la mafia que mató a tanta gente que perdió la cuenta

Lo llamaban el “Grim Reaper”. Otros se referían a él como el “Mad Hatter”. En cualquier caso, el solo mencionar su nombre provocaba escalofríos entre aquellos que lo conocían o habían oído hablar de él. A Greg Scarpa no solo se lo conocía por ser un capo de la mafia, además, era una máquina de matar que se ganó su lugar en la Familia Colombo con su accionar a sangre fría. Aunque su vida estuvo llena de secretos, su reputación por la brutalidad con la que operaba lo convirtió en una de las figuras más temidas de la Cosa Nostra.

Scarpa fue un criminal prolífico, involucrado en actividades ilegales que iban desde el juego clandestino y la extorsión hasta el narcotráfico y el asesinatoLlegó a un punto en su carrera en el que dejó de contar a cuántas personas había asesinado. Su número final de víctimas continúa siendo un misterio, pero según sus propias palabras, se detuvo cuando alcanzó las 50.

Pero detrás del mafioso despiadado había una historia igual de perturbadora: por más de 30 años, Greg Scarpa trabajó en secreto como informante para el FBI, proporcionando datos claves sobre las operaciones internas de la mafia a cambio de su propia libertad.

En 1962, tras ser arrestado, Greg Scarpa empezó a cooperar en secreto con el FBI

Al mismo tiempo que continuaba con su vida de criminal, colaboraba con el gobierno, una doble vida que solo añadiría más capas de intriga y violencia a su legado.

De la pobreza al poder

Nacido el 8 de mayo de 1928 en Brooklyn, Scarpa creció en un ambiente humilde, hijo de inmigrantes italianos. Durante la Gran Depresión, ayudaba a su padre a repartir carbón para subsistir. Sin embargo, lo que comenzó como un niño de clase trabajadora, pronto se transformó en un joven ambicioso que ansiaba poder, dinero y respeto. En la década de 1950, fue presentado a la Familia Colombo, una de las cinco grandes familias del crimen en Nueva York. No pasó mucho tiempo antes de que se ganara un lugar dentro de la organización.

Sus actividades dentro de la mafia fueron escalando rápidamente. Se involucró en operaciones de usura, extorsión y tráfico de drogas, y se convirtió en el ejecutor principal de los Colombo, ganándose el apodo de “Grim Reaper” debido a su habilidad para eliminar a cualquiera que se interpusiera en su camino. Greg Scarpa no solo era un asesino eficiente; disfrutaba del proceso, según sus allegados. Su novia de toda la vida, Linda Schiro, reveló que cuando cometía un asesinato importante, a veces dejaba el número 666 en los buscapersonas de las víctimas, como una firma macabra.

Un pacto con el diablo: su relación con el FBI

En 1962, la vida de Scarpa dio un giro inesperado. Luego de ser arrestado por un robo a mano armada, la FBI le ofreció un trato que pocos criminales rechazarían: cooperar con el gobierno a cambio de evitar la prisión. Scarpa, que odiaba estar tras las rejas, aceptó rápidamente la oferta y se convirtió en informante, marcando el inicio de una colaboración de más de 30 años con la Oficina.

Scarpa recibió el apodo de «Grim Reaper» por su brutal eficiencia al eliminar a sus enemigos

Su rol como informante fue crucial para el FBI en varios casos de alto perfil. Uno de los episodios más conocidos ocurrió en 1964, durante la investigación de los asesinatos de Mississippi Burning, donde tres activistas por los derechos civiles fueron brutalmente asesinados por miembros del Ku Klux Klan. El FBI no podía localizar los cuerpos de las víctimas, por lo que recurrieron a él. Según se cuenta, Scarpa voló a Mississippi, secuestró a un vendedor local que pertenecía al Klan y, apuntándole con un arma en la boca, lo obligó a revelar la ubicación de los cuerpos. Aunque el FBI nunca confirmó esta versión, Scarpa afirmaba haber sido el responsable de descubrir el paradero de las víctimas.

El despiadado caporegime

A lo largo de las décadas, Scarpa continuó consolidando su poder dentro de la Familia Colombo. No solo se convirtió en un temido caporegime, sino que también mantuvo una vida lujosa con propiedades en ManhattanStaten IslandLas Vegas y Florida. Sin embargo, su relación con el FBI no le impidió seguir asesinando. Durante la década de 1980, con la ayuda de un agente corrupto del FBI llamado Lindley DeVecchio, eliminó a varios rivales durante la violenta Tercera Guerra Colombo.

En 1993, fue condenado a cadena perpetua por varios asesinatos y conspiración para cometer homicidio

DeVecchio, quien mantenía una estrecha relación con Scarpa, fue acusado de filtrarle nombres de sus oponentes, sabiendo que Scarpa los mataría. Linda Schiro, en su testimonio, afirmó: “Lin sabía lo que iba a pasar cuando le daba un nombre a Greg”. Esta colaboración oscura entre un agente del gobierno y un capo mafioso planteó serias preguntas sobre la ética y los límites de la ley.

La caída del “Grim Reaper”

A pesar de su éxito en la mafia y su relación cercana con el FBI, la vida de Greg Scarpa tomó un giro trágico en 1986. Después de una cirugía de úlcera, Scarpa recibió varias transfusiones de sangre, una de las cuales provenía de un asociado que estaba infectado con VIH, probablemente a través de una aguja contaminada de esteroides. Scarpa contrajo el virus y, aunque demandó y ganó un acuerdo de 300,000 dólares en 1992, su salud comenzó a deteriorarse rápidamente.

Scarpa falleció en prisión en 1994 debido a complicaciones relacionadas con el SIDA

Durante ese tiempo, aún bajo arresto domiciliario, fue protagonista de un tiroteo que lo dejó ciego de un ojo. En 1993, después de años de violencia desenfrenada, Scarpa fue finalmente condenado por tres asesinatos y conspiración para cometer homicidio, recibiendo una sentencia de cadena perpetua. Su caída final llegó el 4 de junio de 1994, cuando murió en prisión debido a complicaciones relacionadas con el VIH.

Greg Scarpa vivió y murió como una figura temida en el inframundo. Un hombre que mató tanto que perdió la cuenta, pero que también fue un manipulador maestro en los callejones oscuros de la mafia como en las oficinas del FBI.