Un tribunal de Moscú ha aceptado la solicitud del Servicio Penitenciario Federal de sustituir la libertad condicional del opositor ruso Alexéi Navalny por una condena real de 3,5 años de prisión, por evadir las inspecciones durante su sentencia en el marco del caso Yves Rocher, por el que está acusado de fraude a gran escala en el ámbito de su actividad empresarial.
Descontando el año que pasó bajo arresto domiciliario, el opositor tendrá que cumplir 2,5 años en una colonia de régimen general.
Además, Navalny fue multado con 500.000 rublos (unos 6.585 dólares). El opositor permanecerá en custodia hasta la entrada en vigor del veredicto en un plazo de 10 días, periodo durante el que las partes pueden apelar la sentencia.
El activista fue detenido el pasado 17 de enero a su legada a Rusia desde Alemania por «violaciones sistemáticas» de los términos de su libertad condicional en el caso abierto en su contra. El 18 de enero, el tribunal de la ciudad de Jimki (en la región de Moscú) envió a Navalny a un centro de detención preventiva por 30 días.
A finales de diciembre, el Servicio Penitenciario Federal solicitó cambiar la libertad condicional de Navalny por pena de cárcel, afirmando que no cumple con sus obligaciones y que evitó realizar inspecciones mientras se encontraba en Alemania, después de que terminara su tratamiento por una supuesta intoxicación, aunque también antes, «sistemáticamente y en reiteradas ocasiones», al no presentarse ante el organismo los días 13 y 27 de enero, así como el 3 de febrero, el 16 de marzo, el 6 de julio y el 17 de agosto de 2020.
Tras una ola de críticas de la comunidad internacional después de que la justicia rusa condenara a Navalny a 3,5 años de prisión, la portavoz del Ministerio de Exteriores de Rusia, María Zajárova, subrayó que «no hay que entrometerse en los asuntos internos de un Estado soberano» y aconsejó a otros países «ocuparse de sus propios problemas».
Protestas multitudinarias
Tras su arresto por 30 días, Navalny lanzó un mensaje de video en el que pedía a sus seguidores que salieran a las calles. Las marchas en su apoyo se celebraron en decenas de ciudades de Rusia el pasado 23 de enero. Según las estimaciones de Reuters, al menos 40.000 personas se congregaron en el centro de la capital de Rusia, Moscú, en una de las manifestaciones no autorizadas más grandes en años. Sin embargo, las autoridades aseguran que solo se presentaron unas 4.000 personas.
El pasado 31 de enero, y por segundo fin de semana consecutivo, numerosas ciudades de Rusia fueron escenario de manifestaciones no autorizadas de simpatizantes del opositor. Tras la sentencia de este martes, en el centro de Moscú y San Petersburgo la gente volvió a salir en protesta contra lo que califica como un proceso político contra Navalny, así como la privación de la población de sus derechos constitucionales básicos, como un juicio justo y el derecho de reunión. Las manifestaciones terminaron en detenciones.
El caso Yves Rocher
A finales del 2014, un tribunal de Moscú declaró a Alexéi Navalny y a su hermano Oleg culpables de fraude masivo y fraude a gran escala en el ámbito de la actividad empresarial, así como de legalización de dinero obtenido por medios delictivos.
Según la sentencia, los hermanos robaron 26,8 millones de rublos (más de 363.000 dólares) de la empresa Yves Rocher y 4,5 millones de rublos (más de 60.000 de dólares) de otra compañía relacionada con el caso.
Alexéi Navalny recibió una pena de 3,5 años de prisión condicional y cinco años de período de prueba, mientras que su hermano Oleg fue sentenciado a tres años y medio de prisión en una colonia de régimen común. En agosto del 2017, un tribunal extendió el período de prueba de Alexéi Navalny hasta finales de diciembre del 2020 a solicitud del Servicio Penitenciario.
- El opositor y sus aliados habían afirmado que su persecución tiene motivos políticos.
- Por su parte, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, declaró a finales de diciembre que Navalny sufre de «una pronunciada manía persecutoria» y se le pueden «identificar claramente ciertas manifestaciones de megalomanía».