Paul Pierrilus despertó el miércoles por primera vez en un lugar en el que nunca había estado, en el que no habla la lengua, donde no conoce a nadie y al que fue deportado (Haití).
El hombre de 40 años, que trabajaba como consultor de finanzas en Nueva York, fue enviado el martes con otros cientos de haitianos a un país del que no es ciudadano, según denuncian sus abogados y familiares.
Pierrilus había emigrado a EE.UU. con su familia cuando tenía cinco años y nunca había vuelto a salir del país por un motivo poco común, es según su defensa, un apátrida.
«Es hijo de padres haitianos, pero nació en la isla de Saint Martin, un territorio francés de ultramar.
Entonces, ni el gobierno francés ni el haitiano confieren automáticamente la ciudadanía en estos casos, por lo que a lo largo de su vida, él no ha podido hacer uso de ninguna nacionalidad», dice a BBC Mundo Nicole Phillips, abogada de Pierrilus.
Un certificado de nacimiento a nombre de Paul Pierrilus al que tuvo acceso BBC Mundo confirma que nació en la parte francesa de la isla de Saint Martin (que Francia comparte con Países Bajos).
Según la actual Constitución haitiana, todo hijo de padres haitianos tiene derecho a la nacionalidad de ese país sin importar su lugar de nacimiento.
Sin embargo, de acuerdo con la abogada, los padres de Pierrilus nunca lo inscribieron en un consulado haitiano, por lo que técnicamente no tiene la ciudadanía del país.